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Rutas y restaurantes para disfrutar de tu viaje más que nunca

La Habana, picando algo en la Bodeguita.

Cartel, Cuba

Ya llevamos ocho meses de viaje y por el camino, una y otra vez, nos hemos encontrado con los mismos personajes, cuatro viajeros de renombre que se ganaron la fama a pulso. Ellos también dieron la vuelta al mundo, incluso alguno en más de una ocasión, pero a pesar de compartir ruta no pudimos intimar con ninguno, entre otras cosas porque todos están más muertos que vivos. Dos marinos, un pirata y un científico: el Capitán Cook, descubridor de Oceanía y de cientos de islas del Pacífico; el Capitán Cousteau y la tripulación del Calypso, pioneros del buceo en medio mundo; el corsario Drake, a caballo entre pirata y caballero; y el naturalista Darwin, persiguiendo a la evolución de islote en islote haciendo de los cinco continentes su único laboratorio.
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Cartel, Cuba

En Cuba a los extranjeros solteros se les ve la mar de contentos. Y de contentas, porque eso de que el turismo sexual es cosa de hombres es más falso que el chándal de Fidel. Las discotecas de los hoteles estarán llenas de cubanas sensuales y todo ese rollo, pero lo que son las calles, los bares, las casas de la Música y de la Trova, están a reventar de jineteros. Cubanos bien guapitos, igual de rápidos y ágiles con los pies que con las caderas. Montadores profesionales. Y ellas más felices que unas pascuas, al estilo Marujita Díaz. Las sacan a bailar, les ríen las gracias y encima pueden desvelar de una vez por todas el famoso mito de los negros. A cambio sólo les cuestan unos cuantos dólares en bebidas, comidas y algún que otro regalo tipo ropa o champú. Lo único malo es que a la vuelta no podrán explicarlo por eso del qué dirán y ya se sabe que “lo mejor de hacer el amor con Ava Gardner es poder contarlo”. Pero que les quiten lo bailao deben pensar, porque en la intimidad de la isla no se cortan un pelo.
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La Habana, aldea irreductible del comunismo.

La Habana, Cuba

Para cruzar de Cancún a La Habana existen dos opciones. Pagar un poco más e ir con Mexicana o cruzar los dedos y viajar con Cubana de Aviación. Si no tenéis miedo a volar, os recomendamos la segunda. No llega a la hora de vuelo pero es un auténtico espectáculo. Desde fuera todo parece normal. Fuselaje reluciente, tres motores, dos alas y una tripulación vestida a la moda. Pero ya al entrar en el avión uno ya nota que, en Cuba en general y en Cubana en particular, las cosas no son lo que aparentan. La primera en la frente. Los ingenieros aeronáuticos rusos, suponemos que pensando en la perra que enviaron al espacio, diseñaron la escotilla de entrada para la altura de Laika. Todos a agachar la cabeza un palmo si no queréis llevaros el primer souvenir en forma de chichón.
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