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Don't be guiri!
El Pinchoso, calle Marín, Cabo de Palos
Si vais por Cabo de Palos y no os apetece sentaros formalitos o tenéis que esperar para tener mesa en La Tana, el Pinchoso es la mejor opción. En una de las calles interiores, con una terraza graciosa con barriles, corre el viento lo suficiente para hacerse un par de cañas y, sobretodo, unas buenas buenísimas marineras.
Típico de Cartagena, las marineras son ensaladilla rusa encima de una rosca de pan, adornadas a veces con anchoas o boquerones. A 2 € la unidad repetiréis. Para beber pediros una bañera de cerveza que suena a borracho inglés pero es la medida justa (350 ml a 2 €) porque la caña os sabrá a poco…
Itinerario recomendado para visitar España con restaurantes a lo largo de la ruta.
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A veces nos vamos a la otra punta del mundo para acabar haciendo lo que podríamos tener aquí mismo… Esto suele pasar con los deportes llamados de riesgo, aunque a veces el único riesgo sea darse un chapuzón. Uno llega a Queenstown y allí se atreve a hacer cosas que en la vida nos plantearíamos en casa. Desde tirarse de un puente sin fondo hasta volar de todas las formas imaginables.
Cuando estuvimos en esta ciudad de Nueva Zelanda, la capital del mundo de deportes de riesgo, fue como estar en un parque de atracciones. No había día que pasara sin que la adrenalina se nos fuera por la boca. Lo mejor de todo, el river-surfing. No sólo por la diversión sino porque los ríos por allí son espectaculares. Tanto que cada vez que veíamos uno no dudábamos en darnos un chapuzón o ver si podíamos hacer lo que fuera en él.
Costa Rica es un poco igual que Queenstown pero en un país entero. Encima allí tienen volcanes en erupción y tiburones para pasar un buen rato buceando. Por no hablar de Tortuguero y poder ver el deshueve de las tortugas. Aunque si nos ponemos así, en Nueva Zelanda tenéis geisers, el volcán de Mordor, delfines salvajes para bañarse con ellos, ríos subterráneos, etc… Volviendo a Costa Rica, con todo lo que tienen, lo mejor sigue siendo la bajada del río Pacuare. Desde que hicimos rafting allí, río que vemos, río que nos lanzamos.
Pero lo dicho, Portaventuras de montaña y río también tenemos por aquí. El último que hemos descubierto, el descenso Internacional del Sella. Rafting, canoas, barrancos,… Lo que queráis y encima sin moverse de casa. En Asturias. Y si vais por allí no dejéis de probar el cachopo. Carne de ternera empanada con jamón y queso. Los asturianos juegan a ver quién la hace más grande y está difícil decir quién es el ganador. Uno de los más famosos por Oviedo es el del Café Monte Naranco, en c/ Menéndez y Pelayo nº 10. Por 10,50 € un cachopo que da para una familia entera. Y si sois varios y os quedáis con hambre probad la Cazuela de Pulpo y Gambas (9,80 €). No os arrepentiréis!
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Cuando queremos reservar un vuelo, todos solemos volvernos locos para ahorrarnos unos cuantos euros y, si nos piden algo de dinero para embarcar los primeros o ir sentados en una salida de emergencia, nos indignamos como si nos estuvieran robando la cartera. Lo que en cambio no parece importarnos son las clavadas que después nos pegan en el aeropuerto por cualquier bocadillo de plástico o una agua que nunca está fría. Por eso, yo ya hace tiempo que me llevo el tupper desde casa. Sí, reíros, pero la cara de envidia con la que me miran mis vecinos de fila es de órdago. Más todavía cuando si les aprieta el hambre acaban cayendo en la trampa de comprar al carrito de supermercado que avanza entre las filas unos cacahuetes a precio de oro…
Yo si fuera Ryan Air o Vueling lo tendría clarísimo: a mitad de precio venderían cuatro veces más y ganarían el doble de dinero. Y más si en vez de venderte lasagnas congeladas le pusieran un poco de imaginación… Por suerte Vueling ya empieza a hacerlo y ahora por 5,50 euros os podéis tomar un Telepizza a bordo. Más que «tele» es una «mini»-pizza pero menos da una piedra!
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Aparte del Girasol, la pizzería, la hamburguesería, la bocatería, el Veril y “el bar”, tenéis otros cinco o seis sitios para comer en Caleta de Sebo, que es como decir en todo La Graciosa (porque en Pedro Barba, la mini-urbanización que encontraréis al norte de la isla, por si teníais dudas, no hay ni las gracias).
Girasol, Calle la Popa, no 2, La Graciosa, Tel +34 928 84 21 92
Enriqueta
Al lado de la frutería, un par de calles detrás del paseíllo del puerto. Ni os molestéis en entrar. La comida es poco peor que en los otros sitios y la arena abunda que da gusto (no en los platos, faltaría más, pero si en su terraza en medio de la nada y en el suelo y mesas).
El Marinero
En la calle de la iglesia y de los supermercados. Bien majo para ser La Graciosa, con una terracita bien cuidada y puesta bonita de hace poco. Se nota que es de los Romero, la familia rica de la isla. Lástima que esté en medio del oeste y no de cara al mar. Sinceramente, aunque la comida está buena (ojo, siempre y cuando no pidáis paella o similar…), para eso mejor el Girasol o el Mesón de la Tierra que tendréis vistas.
El Mesón de la Tierra
Terracita gemela a “El bar”, al otro lado de la mini-plaza de los hippies, casi tocando el puerto puerto. Los mismos platos que todo el mundo a los mismos precios. Preferimos el Girasol, porque el mojo está más bueno pero poco más. No pidáis pescado para dos, porque os saldrá caro (30€) y tampoco es lo más sabroso del mundo. A picar cosillas que son dos días.
Casa Chano
En la callejuela que va desde la pescadería, al final del puerto, hasta la calle de la carnicería, la paralela a la “principal” (la de la iglesia, botiquín, supermercados y guardia civil). Lo mejor, sus calamares fritos con papas fritas. Lo peor, que no les da la gana de hacerlos porque la freidora la tienen en casa y no en el restaurante. Si estáis más de dos semanas en La Graciosa, vale la pena probarlo un día. Si no, se echan de menos las vistas.
La Cofradía
Subiendo hacia el Barranco de los Conejos, dirección Pedro Barba (por cierto un gran paseo y un gran pequeña calita de la del barranco, genial para fines de semana donde la playa de la Francesa puede tener el ferry allí plantado, y si en Las Conchas sopla viento del oeste o la marea está alta -> y por tanto las olas son más exageradas que nunca), si vais pegados al mar, pasaréis por delante de una especie de bar-cofradía. Nunca lo hemos visto abierto, más que para cenas familiares, boda incluida, pero siguen teniendo un cartel que reza: “los sábados hay asadero por 6 €”. Cualquier día nos pasamos…
El Varadero
Justo en el puerto, a la derecha de la taquilla del ferry. Recién remodelado sigue teniendo el mismo aire desangelado. Demasiado grande, demasiado solo. Posiblemente la comida esté igual que en el resto de sitios, pero la compañía hace. Y a nadie le gusta comer solo…
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Si en La Graciosa queréis tomar una copa por la noche con algo de música en directo e incluso, si suena la flauta, bailar un poquito, sólo tenéis una opción: cruzar los dedos e ir a El Veril. Pero no os imaginéis nada especial. Es un bar, con diez mesas en la arena frente a la playita del puerto de Caleta de Sebo y ya está. Algunas noches de viernes o sábado en temporada alta, algún atrevido monta el micro y se lanza a cantar. Y si el Areucas Oro ha corrido mucho, algunos se levantan y mueven el esqueleto. Nunca os atreveréis a juntaros pero al menos os distraerá el verlos un rato. A ellos y al típico tullido que abunda en todas las islas pequeñas y que no pierde comba para tragarse los culitos de las cervezas y ponerse a bailar como el que más.
Durante el día si camináis por la parte de dentro de Caleta de Sebo veréis la “discoteca” o el “karaoke” y os podréis llevar a engaño. La discoteca sólo se anima en pleno Agosto (y si queréis disfrutar de La Graciosa es justo el único mes para no venir) y el karaoke, que es parte del restaurante El Marinero, al lado del super Margarona, sólo lo conectan cuando aparece algún grupillo de canarios de Lanzarote o Gran Canaria.
Eso sí, si queréis tomar una cerveza bien fría por la tarde o una copa agradable por la noche, el mejor lugar es “el bar”. No tiene nombre pero tampoco pérdida. Terracita en medio del paseo, justo entre la panadería y la mini-plaza donde se ponen los cuatro puestos de hippies. Aquí olvidaros de Tropicales o Doradas. Cerveza de barril, San Miguel aunque es lo de menos, a 1.20€ la caña os la pondrán con jarritas heladas. Ahora bien, tampoco os imaginéis acompañarlo con algo para picar, porque tienen poco y malo. Como mucho, unos Munchitos al ajillo, papas de aquí, de la marca Matutano que uno se pregunta porque demonios no las tendrán en la península. Y si os apetece algo dulce, levantaros, ir a la panadería que tenéis al lado y os lo lleváis a la mesa. Toña o Ana, nunca nos ha quedado claro cuál es su nombre, no os dirá nada. De hecho, nunca dice nada. Es pura simpatía. Pero la gente de aquí parece tenerle estima. Debe ser la típica tía gruñona que de tanto gruñir uno le acaba cogiendo cariño…
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Aunque sólo vayáis un fin de semana a Londres, tendréis tiempo de visitar unos cuantos food-markets. Borough market, Brixton market, Broadway market… y así una larga lista. Cuando uno ya está abarrotado porque se pone de moda, aparece otro como una seta. Tanto éxito tienen que siempre me ha extrañado como en España nadie ha intentado hacer algo similar, más con lo que gusta comer por aquí y con el buen tiempo que tenemos para poder comer por la calle cualquier día a cualquier hora. En Madrid podéis encontrar el Mercado de San Miguel, que viene a ser lo mismo pero más pijo, mejor puesto y, por supuesto, mucho más caro. Si vais no dejéis de probar las croquetas de chipirones en su tinta de la Alacena de Víctor, las ostras de Orlut, el vermut de El Yantar de Ayer o los pinchos de la Casa del Bacalao. Sitios para comer en Madrid tenéis los que queráis, pero el Mercado de San Miguel es una buena forma de probar varios a la vez. Y si sois de los que no coincidís con vuestra pareja en gusto, éste es el sitio. Cada uno que pida lo suyo y os veis en los bancos de en medio…
Y si sois de los que ya no vais por la capital porque la tenéis muy vista, no os olvidéis que a un apretón de acelerador podéis hacer turismo en pueblos de Madrid y alrededores. Y a dos tenéis Ávila, Toledo, Segovia… En otro post ya hablaremos de dónde tomar un buen cochinillo sin que os salga el fantasma de Don Cándido con su plato…
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Restaurante Girasol, avenida Virgen del Mar
Son buena gente pero sobretodo tienen el mejor sitio de la isla. Terracita un poco alzada, para que corra el viento y con vistas perfectas al puerto y a la luna si toca. Si queréis ir no dejéis de reservar mesa en primera línea, porque es lo mejor que tienen. No quiere decir que la comida no está buena, que lo está, pero no os esperéis grandes alardes, ni os echéis al monte. Vaya, que a nadie se le ocurra pedir una paella (ni aquí en el Restaurante Girasol ni en ningún sitio de La Graciosa!!!). Si os da pereza pensar, pedid una parrillada pero no para dos sino para uno. En la carta dicen que es obligatorio para dos, pero ni es obligatorio ni es para dos. De allí podrían comer tres, cuatro o más. Insistid que sólo queréis probar un poco, os la traerán para uno, comeréis dos y sólo pagaréis la mitad (15 € en vez de 30).
En la parrillada tendréis un poco de pescado, frito y algo a la espalda. Algunas lapas, mejillones y similares. Aunque lo mejor es que preguntéis lo que tienen fresco y del país y pedid media ración de lo que os apetezca (os saldrán entonces los platos entre 2 y 4 €). Normalmente tienen sardinas, longorones fritos, etc. Y algún pescado del día pero con que sea para uno más que suficiente. Según la pesca costará más o menos pero estará entre 11 y 16 €. Pedidlo a la espalda, la forma típica de cocinar el pescado en Canarias (a la plancha), y viene acompañado con un par de papas arrugadas y un poquito de ensalada. De los pescados típicos canarios, el mejor de calle es el bocinegro y después la sama. Si os ofrecen cherne o una vieja, vosotros mismos pero para nosotros mejor dejarlo para otro día …
La pensión y restaurante Girasol está en el paseíllo del puerto –avenida Virgen del Mar-, pasada la panadería y antes de llegar a El Veril.
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La Hamburguesería (Los Nietos) y la Bocatería (Rosa’s Net Ciber Café)
Bien cerca de la pizzería, metiéndoos hacia el interior del pueblo por la izquierda, siguiendo algún cartel que veréis por allí. Primero está la Hamburguesería y en la acera de arriba la Bocatería. Manda huevos que se hayan puesto una al lado de la otra…
Para hamburguesas la primera. Más consistentes y con sabores más reconocidos. Para conectarse a internet y para ver partidos de fúbtol la segunda. Tienen wifi gratuito (aunque en realidad también lo cogeréis desde la Hamburguesería…), ordenador por 2€ la media hora y ponen una pantalla de TV afuera cuando hay partido. Si tenéis hambre pedid las papas fritas, a secas, nada de inventos como los que proponen. Son caseras y os chuparéis los dedos.
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Cuando uno viene a La Graciosa a pasar una semana, lo que espera es que el mejor restaurante de la isla sea uno de pescadito, al lado del mar, con una terraza desde la que poder ver la puesta de sol.
Pues no. No es que no haya restaurantes así, que los hay. Más o menos… Pero tampoco les daríamos una estrella michelin. Aunque tampoco se la ganaría la pizzería, cuando uno se ha recorrido varias veces todos los restaurantes de la isla (tampoco es muy difícil…) y le preguntan “¿tus deseos para la última cena de las vacaciones?”, lo tiene claro: una pizza de Pata (o la Kaníbal, también de pata, con bacon y setas).
Masa hecha en casa, queso de aquí y tres mesas redondas enormes y fantásticas plantadas en la misma arena, mirando hacia el puerto. Un par de Tropicales para tomarse la espera con calma, que os hará falta. Y a disfrutar. Si tenéis suerte y la música tiene un deje caribeño, tendréis la sensación de estar en San Pedro en Belice o en alguna isla perdida en medio del mar.
Desde 7 hasta 11 € la pizza es un regalo. Al otro lado del paseíllo del puerto, la avenida Virgen del Mar, no tiene pérdida. Veréis pintado en grande en un pared “Pizza”. Lo de los horarios es más problemático. Aquí abren cuando les apetece.
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Compraros una mochila-nevera
La mejor recomendación para La Graciosa es que os vayáis al Decathlon y os compréis una mochila-nevera. En el congelador cada noche ponéis una o dos botellas de agua a la playa. Aquí, por suerte, lo del chiringuito o kiosko playero es ciencia ficción, así que toda bebida y comida tiene que venir de casa!grandes, y así os harán de “hielo” durante el día. Olvidaros de las típicas placas de plástico azules. Pesan como demonios, sólo duran un par de horas y después no te las puedes beber como sí pasa con las botellas de agua.
No dejéis tampoco de traeros un par de tuppers para llevaros ensalada, fruto o lo que queráis a la playa. Aquí, por suerte, lo del chiringuito o kiosko playero es ciencia ficción, así que toda bebida y comida tiene que venir de casa!
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