Empezar a planificar mi viaje
Don't be guiri!
Los ninis llegan al Borneo
Y a este paso a todo el mundo. Serán la mejor muestra de la globalización. Os presentamos a nuestro salvador. El hijo del veterinario del pueblo. Su padre se gastó el sueldo y sudor para pagarle la carrera en la península. Él se lo devolvió con calma. 7 años para acabar la carrera.
No puedo aguantarme y le contesto con sorna: «7 years studying, you must be a very good mechanical engineering». Justo me acababa de preguntar él a mí si tenía que encender su coche para que su batería le diera electricidad a la mía… y un rato antes su cara era un poema cuando un granjero le pasó los cables conectores sucios y grasientos. Se pasó media hora lavándose las manos.
Este nini no ha tocado un motor en su vida, ni lo tocará. Si Sandokan y el portugués Yañez vieran lo que ha quedado de su ejército de piratas, en vez de luchar hasta la muerte se hubieran metido una buena farra en Mompracem con Marian y sus amigas.
Descárgate la App de Way Away con nuestras Rutas de Viaje geolocalizadas
El mundo es un gran basurero. Vaya, nuestro mundo. El que entre todos hemos convertido en un vertedero. Si Mafalda cuando miraba el mar con gente veía a fideos flotando en una sopa, yo por Asia no puedo dejar de ver a mierda flotando en una cloaca.
El paraíso que serían todas las islas que hemos visitado sino fuera por la plaga que es la humanidad. De aquí unos 100 años (espero) nos mirarán como aquellos cerdos que destrozaron el planeta.
Y lo fastidiado es que lo habremos hecho por un consumismo absurdo. Horas y horas trabajando sin ver a los nuestros para comprar una mierda de snack, en una mierda de bolsa de plástico, con una mierda de calorías que se nos acumulan en una mierda de barriga que nunca podremos sacarnos de encima porque con tanto curro no tenemos ni un segundo para nosotros.
Perdonadme el sermón pero yo de snacks, barrigas y currar sé lo mío. Aunque el de hoy os lo escribo sentado en un tronco, comiendo con las manos una fruta de la pasión que ayer compramos en el mercado por 20 céntimos y mirando como Cloe aprende a escribir en la arena… No nos haría falta ni papel 😉
Descárgate la App de Way Away con nuestras Rutas de Viaje geolocalizadas
Sobrassada i Colometa
Estamos en Laos con Raul y sus padres. El mejor amigo de Cloe también está dando la vuelta al mundo. Después de agotar las turistadas de Luang Prabang hemos cruzado el Mekong para buscar templos perdidos a lo Indiana Jones. Al final ha resultado ser el «business» de tres espabilados que han vestido a su hijo de naranja budista y se han puesto a repartir tickets del bus como si fueran entradas de museo.
Si la semana pasada conocimos un nuevo tipo de timadores, hoy hemos sabido de los viajeros de moda. Sobrassada i Colometa. El de Mallorca, ella de Barcelona. Veinteañeros con toda la ilusión y el mundo por delante.
Para ahorrarse medio euro en su aventura particular han compartido barco con nosotros. Al segundo templo ya se habían perdido. Cuando los hemos rescatado habían agotado su presupuesto diario y las ganas de subir escaleras, así que se han perdido lo mejor del día: las vistas a toda la ciudad. Y al final no encontraban el punto de embarque por lo que han hecho y deshecho el camino hasta cuatro veces.
Ellos no son los viajeros de moda. Ellos son los santos inocentes, buena gente que se perderán lo más divertido de esta jungla: montar a horcajadas de un elefante como si fueras Kim en la India. Por lo que nos han contado no sabemos si por presupuesto, por jainistas o por miedo. O por las tres cosas.
Con cara de haberlo dado todo y disfrazados del night market, nos han preguntado por nosotros. Al mirarnos he visto en sus ojos nuestro reflejo. Poshpackers. Pijos con mochila. Forrados que les hemos reclamado los 15000 kits, moneda de Laos, que costaba su parte. Al cambio un euro y medio.
Sí, ya sé. Se lo podríamos haber pagado. Ganas tenía pero entonces hasta yo habría visto un poshpacker al mirarme al espejo y a nadie le gusta verse las arrugas.
Descárgate la App de Way Away con nuestras Rutas de Viaje geolocalizadas
Cuando viajas vas coincidiendo con todo tipo de gente y es fácil que te recuerden a gente de casa.
Hoy Ricky nos ha invitado a una barbacoa. Tampoco nos conoce de mucho, más bien de nada, pero él es así. Un tío simpático que va haciendo amigos por ahí. Inés, su mujer, lo sufre estoicamente. Ella es la que lleva el restaurante y no sabe que cara poner cuando hemos llegado: «No sé dónde está Ricky (la isla es más pequeña que la de Playmobil) ni tampoco si vendrá a cenar. Me dijo que queríais comprar una botella de vino para traerla a la cena (la tienda de su bar es la única de la isla). Aquí la tenéis pero mejor os la bebéis antes porque la BBQ la hace Javi y toda su familia son musulmanes».
Javi es un tío que sólo verlo ya te pone de buen humor. Mientras con una mano cuenta a sus 8 hijos, con la otra enciende la barbacoa con un soplete. Es malayo. Ya sabéis, unos pasotas. De plato principal tenemos el pescado y los calamares que él mismo ha pescado. Después de ver su peculiar técnica con la BBQ mejor no le pregunto cómo los ha sacado del mar. Nos ponemos a ayudar a las mujeres con la ensalada y Belén las felicita por sus 8 hijos… pero no sabe a cuál mirar. Por suerte hablan inglés lo justo.
A nosotros, después del sanhilari con la botella de vino, todo nos parece bonito. Hasta que le preguntan a Belén por Gibraltar. A ella le importa un pepino y a mí ya os podéis imaginar. Pero ese no es el tema. La cosa es que nosotros no sabíamos ni cuál era su capital (fyi no es KL…) y ellos conocen hasta al Pedrito del Barça. Y no coló que era yo…
Descárgate la App de Way Away con nuestras Rutas de Viaje geolocalizadas
Hans. Holandés. 40 años. Hace 15 llegó a la isla de Kapas, una especie de Formentera en los 80s pero a lo malayo y aquí se ha quedado. Yo no puedo parar de darle sugerencias para mejorar su negocio (más que consultor soy el enteradillo de la caja del agua que no sabe de nada pero se mete en todo). El no para de sonreír.
Por no importarle no le importa ni que su ex-socio, con el que se partió literalmente el hotel, utilice la misma marca que él. Aunque tampoco para de hablar, me ha enseñado todo lo que sabe sin decir una palabra. Si ya soy feliz así para qué voy a cambiar nada?
Igual que mi sobrina Julia. Frente a un muro detras del cual podría estar el tesoro de Moctezuma le dijo a su padre: «Papá, no entres. No quiero que nada cambie». Pues eso.
Descárgate la App de Way Away con nuestras Rutas de Viaje geolocalizadas
Por Malasia hemos conocido una nueva raza de timadores de guiris. Lo que los distingue del resto es que éstos, en cuanto te hueles que te están dando el pego, en vez de aguantar el tipo como cualquier estafador de buena labia, se comen sus mentiras con curry y sin agua.
Ahora te dicen que no te pueden llevar al lighthouse prometido porque es tan peligroso que cada año muere alguien. Y al minuto siguiente se ríen diciendo: «yes sir, no problem. Let’s go to the lighthouse, your kids will enjoy it».
Sin ponerse rojos. Más que tímidos tienen un par de cocos así de grandes. Nos decía un francés que exporta aceite desde Kuala Lumpur a África que los malayos son unos pasotas. Se quedó corto.
Descárgate la App de Way Away con nuestras Rutas de Viaje geolocalizadas