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África, después de haber estado de safari por cinco países diferentes.

Parque Kruger, Sudáfrica:

El más fácil de recorrer pero el menos auténtico. Safari “do it yourself”, conduciendo por circuitos marcados pero sin poder abrir ni la ventanilla. Por la noche duermes en sencillos bungalows con la barbacoa en el jardín, como si fueran casas pareadas. Fácil ver a todo tipo de animales menos leones y leopardos que abundan poco. Antes de salir de caza fotográfica siempre puedes mirar en el mapa del campamento dónde fueron avistados el día anterior pero muchas veces ni así.

Parque Etosha, Namibia:

De todos los que hemos estado, posiblemente el mejor. También puede hacerse por libre en coche de alquiler pero es mucho más salvaje que en Sudáfrica. El paisaje es bonito, especialmente el “pan”, una laguna semiseca que parece un mar olvidado, pero más que recorrerlo de un extremo a otro, os recomendamos quedaros en el Halali Camp. Tienen una charca que ellos mismos alimentan con agua fresca. Vosotros sólo tenéis que sentaros en la grada, con copa de vino y manta si hace falta, y esperar a que vayan pasando los animales. Si se hace de noche, ningún problema porque encienden los focos y sigue el espectáculo. Puro lujo por cuatro duros.

Parque Moremi, Botswana:

El más “luxury” de todos si podéis pagar la avioneta para llegar a los lodges exclusivos, como la Isla del Jefe, pero es tan caro que no vale la pena. Con coche de alquiler se puede alcanzar la parte más salvaje, como el Third Bridge donde dicen que los leones se pasean entre las tiendas por la noche. Si os gusta conducir en 4×4 os lo pasaréis como en un parque de atracciones, sobretodo para llegar al Chobe Park. La parte negativa es que es fácil estar un buen rato sin ver nada.

Parque Chobe, Botswana:

El entorno más idílico. Tiene un camino que va a lo largo del río para acabar convirtiéndose en las Victoria Falls justo en la frontera entre Zimbabwe y Zaire. Aunque las cataratas no llegan a verse, el “riverside” es precioso y conduciendo tú mismo puedes acercarte a todo tipo de manadas, incluidas las de elefantes. No hay leones pero sí cocodrilos enormes.

Lago Manyara, Tanzania:

Como en toda Tanzania, el 99% de la gente va en grupo o con chófer. Aunque se podría ir por libre, los precios de las entradas a los parques y permiso de acampada son tan caros que al final sale por un ojo a la cara. Por eso es mejor buscarse un tour-operador. Este lago en concreto tiene un paisaje especial y frondoso, aunque es prescindible.

Parque Serengeti, Tanzania:

Junto con Maasai Mara en Kenia forma la gran llanura donde los mamíferos cada año reproducen las famosas migraciones en busca del pasto fresco. Acostumbran a moverse hacia el norte en julio para volver a Tanzania en octubre pero siempre depende de las lluvias. Lo mejor es organizar un safari individual para cruzar la frontera siguiendo las migraciones. Es el parque donde abundan más los animales.