Monta tu viaje con nuestras rutas

Desde que dijimos que nos íbamos a dar la Vuelta al Mundo, nos han hecho todo tipo de preguntas pero es curioso que la más extravagante sea también la más frecuente. ¿Qué pone uno en la maleta cuando se va de viaje un año entero? La respuesta os la regalamos: lo importante no es lo que vas a poner sino lo que vas a quitar. Ya llevamos más de veinte kilos enviados de vuelta a casa y lo que te rondaré morena.

Para ir todavía más ligeros hemos decidido a partir de ahora no llevar ninguna guía de viaje más. Las hemos probado de todo tipo, desde las más desconocidas, refritos de otras guías, hasta las de bolsillo, ésas que lucen fotos de los años 70 y mapas en miniatura como los que te regalan en el aeropuerto con anuncios de la pizzería local. También lo hemos intentado con la Lonelyplanet y similares, ésas que alguien creyó que se vendían a peso porque cuanto más gruesas mejor. Son las que tienen mayor éxito. No les falta de nada pero precisamente su mejor virtud es su principal defecto. Al ponerlo absolutamente todo, al final uno no sabe dónde ir, dónde comer o dónde dormir. Por eso hemos decidido no cargar nunca más con ellas. Pesan como mil demonios, son aburridas de leer y la información la puedes obtener igual en la Oficina de Turismo de turno. Y lo que es peor, tampoco te quitan el trabajo más difícil de todos: decidir. Decidir cuál es la mejor ruta para visitar ese país justo los días que tienes disponibles, escoger cuál es la mejor forma de desplazarse de un lugar a otro, saber qué hotel es el más conveniente o elegir el restaurante auténtico de verdad donde no te encontrarás a la misma gente que llegó en tu avión o que compraron la misma guía. Todo lo contrario, a estas guías tipo enciclopedia les encanta poner listas interminables de hoteles y restaurantes, sin mojarse nunca en cuál es la mejor opción. Y es que en realidad tampoco podrían hacerlo porque, ¿alguien cree de verás que los han probado todos?

Tony y Maureen son una pareja de británicos que, hace ya más de treinta años, dejaron sus respectivos trabajos para viajar por tierra desde Londres hasta Sidney. Al llegar a Australia decidieron hacer de su pasión su trabajo y editaron la primera guía de viajes Lonelyplanet. La empresa, ahora ya en manos de la BBC, es una auténtica multinacional. A pesar de ello, en su autobiografía, el backpacker más famoso del mundo reconoce que es imposible conocer todos los hoteles y restaurantes que sus propias guías recomiendan. Según palabras suyas, si desde fuera ves que un restaurante está lleno y la gente sonríe, ya es motivo suficiente para incluirlo en su oferta. Los restaurantes de Las Ramblas también están a reventar de guiris sonriendo como niños detrás de sus cervezas gigantes, pero no por ello los recomendaríamos, ni siquiera al peor de nuestros enemigos. Aunque al menos esta técnica es mejor que la que él mismo admite haber utilizado para otras guías, como por ejemplo la de Australia, hecha desde el salón de su casa hablando de sitios en los que nunca había estado. Curioso personaje éste, cuyo sueño ahora ya cumplido siempre fue tener un Ferrari, algo que sorprendería a los miles de mochileros que lo consideran poco más que su héroe moderno.

Así que, para decidir nuestra ruta, nos hemos olvidado de las guías y preferimos preguntar a los amigos. A los de aquí y a los de allá. A los de siempre y a los nuevos. A los que teníamos en Barcelona y a los que hicimos por el camino. Así hemos montado nuestra Vuelta al Mundo. Desde ese mapa que teníamos en casa donde los invitados marcaban sus viajes preferidos, hasta los portátiles que llevamos en nuestra bolsa donde vamos corrigiendo la ruta según lo que nos van contando en cada pueblo, recomendaciones de todos que ahora ya son nuestras.

Por eso ahora nos toca a nosotros devolver el favor.

Continuará…