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Sacar fotos cuando viajamos tiene muchos efectos positivos, además del propio de viajar. Ayuda a guardar un mejor recuerdo de nuestros viajes, y compartirlas con amigos y la familia nos permite tener un recuerdo emocional más preciso de lo vivido. Y ¿por qué es tan importante guardar estos recuerdos de nuestros viajes? Pues porque son esos recuerdos, muchos de los cuales permanecen durante toda la vida, la causa de que viajar proporcione satisfacción y felicidad, ambas más duraderas que las obtenidas al comprar cosas puramente materiales.

Si quieres disfrutar mucho más de tus fotografías, tienes que imprimir las que más te gusten. Puedes hacerlo en tu impresora, en un estudio de fotografía o a través de webs como la de https://www.helloprint.es/, una imprenta online en la que puedes pedir tus fotos impresas en diferentes formatos de forma fácil, cómoda y sin salir de casa.

Si una fotografía te gusta en la pantalla tu ordenador, te gustará mucho más si la imprimes y la impresión es la adecuada. Ahora te daremos unos consejos sobre qué formatos usar para que cuando lo hagas.

El posible resultado de la impresión se decide ya desde el momento de la captura. Después el revelado y edición digital de la fotografía afectará mucho al resultado final. Finalmente está la impresión ya de tu fotografía, en tu impresora, laboratorio de fotografía o imprenta digital.

Si tu cámara permite disparar en formato RAW es aconsejable usarlo a no ser que conozcas el formato RAW y hayas decidido, por las razones que sea, no usarlo. Hoy en día, la mayoría de cámaras digitales permiten guardar las imágenes en formato RAW y JPEG, salvo las compactas de gama más baja y la gran mayoría de móviles, que sólo pueden guardar la imagen en JPEG. El formato JPEG es actualmente el formato de imagen más extendido del mundo. Al guardar en JPEG la cámara realiza un revelado realizando una serie de acciones destinadas a mejorar la imagen y comprimir la misma para que ocupe menos espacio en memoria, pero en el camino se deja mucha información. Una vez realizas estas acciones la imagen se guarda en un archivo de extensión JPEG. Estas imágenes pueden visualizarse en cualquier dispositivo y editarse en aplicaciones como Photoshop y similares.

En el caso del formato de imágenes RAW, que se podría traducir como “bruto” o “en crudo“, se guardan todos los datos de la imagen tal y como es captada por el sensor digital de la cámara, sin aplicar prácticamente ningún “revelado”. El inconveniente es que la imagen original tiene falta de contraste, saturación, enfoque, etc. Y la ventaja es que la imagen contiene toda la información. La imagen RAW tiene que ser revelada por nosotros, algo que nos genera más trabajo, pero que permite extraer toda la calidad de la imagen.

Al contrario que el formato JPEG, que es un estándar, cada fabricante de cámaras fotográficas tiene su propio formato RAW. Las cámaras suelen traer un CD con los programas de revelado propios de cada fabricante o se pueden descargar de sus Webs. Aunque existen programas genéricos que leen la inmensa mayoría de archivos RAW, cómo el Camera Raw (un plugin que acompaña a Photoshop desde su versión 7.0. 1) o Lightroom, que son muy recomendables.

El consejo es que guardes tus fotos en los dos formatos y sólo reveles las que más te gusten. Haces una selección y revelas sólo esas. Si alguna vez quieres siempre puedes volver al archivo y revelar otras que también te gusten.

Una vez que tienes lista tu imagen, revelada desde el archivo RAW o editado el JPEG, puedes guardar la imagen en JPEG, eso sí guardada a la máxima calidad. Otra opción es usar el formato TIFF que es un formato muy interesante, que tiene dos ventajas importantes sobre JPEG: puedes usar una compresión sin pérdida y además conservar los datos en 16 bits por canal de color (JPEG usa 8 bits). Eso sí, con TIFF una imagen se te puede ir fácilmente a 100 MB o más.

Finalmente, si tienes una impresora decente, con calidad fotográfica, imprimir en casa es una opción. Aunque tiene sus ventajas, también tiene sus limitaciones. No suelen imprimir tamaños superiores a un A4, es decir, aproximadamente 30×20 cm suele ser el tamaño máximo. Si contamos con el gasto de papel, que el de calidad no es barato, y el consumo de los cartuchos de tinta, la verdad es que sale mucho más a cuenta optar por una imprenta online. Una de las ventajas principales, además de la calidad, el precio y la comodidad, es que si optas por una imprenta digital, podrás imprimir en tamaños grandes o elegir soportes variados como lienzo, tela o metacrilato.

¡No dejes de imprimir tus fotografías!

Posted In: Consejos para viajar

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