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África, después de haber estado de safari por cinco países diferentes.

Búfalos:

Toros con peluca. A pesar de las pelis del oeste, cuando van en manada no son nada violentos por mucha pinta de bestias que tengan. Sin embargo, cuando andan solos y se meten en líos, son de los que huyen para adelante, arrasando con lo que haga falta. En realidad, junto con los elefantes, son los que más accidentes causan con humanos. Cuando atacan simulan estar estáticos, acercándose al enemigo con tanto sigilo que parece que anden con los calcetines puestos.

Jirafas:

Camellos con el cuello alargado y un estampado fashion. Son las reinas de África aunque uno diría que son de otro mundo, sobretodo cuando se lanzan a correr, balanceándose de una forma tan descoordinada que parece que vayan a romperse. De calle, las más miedosas. Tienen pavor a beber de una charca pues la postura que necesitan poner para que la cabeza les llegue al suelo es tan complicada que, si en aquel momento les atacase una leona, estarían perdidas sin remedio.

Impalas:

El bambi africano. Nadie ha oído hablar de ellas hasta que vas de safari. El primer día no te cansas de hacerles fotos pensando que estás en medio de una película de Walt Disney, al final estás tan harto de verlas que preferirías atarlas a un árbol y que sirvieran de carnaza para que hubiera un poco de acción. Los tíos no tienen un pelo de tontos. Es fácil ver a manadas compuestas por un solo macho con veinte o más pivones. Un harén de los buenos por el que tienen que dejarse los cuernos. Por el día luchando contra otros campeones que optan al título de guapo de la sabana y por la noche dando el callo con las niñas.

Cebras:

Un sofá freaky con diseño de los sixties pero con patas que se mueven. Imposible saber por qué la naturaleza las vistió con ese pijama a rayas. Su piel es la más agradecida para fotógrafos amateurs como nosotros.

Ñus:

Premio del Animalario al nombre más cutre. Ñu, qué precios (si no sois canarios, nunca entenderéis este chiste malísimo ). El que dibujó a la Bestia de la Bella se inspiró en ellos. Y no es raro porque parecen personas encantadas y condenadas a deambular por la sabana hasta que se las zampe cualquier depredador, cosa por otro lado nada difícil porque su mecanismo de defensa es quedarse más quietos que un burro y rebuznar como ellos. Lo que se dice asustar no asustan ni a las hienas, pero ya puede ser que algún león se haya muerto de la risa al verlos así de ridículos.