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¿Cuál es el lugar del mundo en el que has estado y más te ha impresionado? ¿Qué consejo darías a alguien que quisiera viajar allí?

Tengo muy buenos recuerdos de la región selvática de Ecuador, en donde pude durante bastantes días sumergirme a pie y disfrutar plenamente de la naturaleza. Cada rincón estaba ocupado por cientos de plantas y multitud de animales. Para mí fue toda una enriquecedora experiencia.

Tal vez mi consejo para la gente que quiera visitar el lugar, es simplemente proponerles que se integren con sus gentes dejando a un lado las duras condiciones que al menos yo encontré cuando fui de barro, mosquitos y lluvias diarias. Y que sobretodo que abran bien los ojos para poder apreciar toda aquella maravilla sin perder detalle.

¿Qué es lo que más rabia te da olvidarte de poner en tu maleta?

Pues la verdad es que podría haber bastantes cosas que podría fastidiarme olvidarme de meter en mi mochila, ya que nunca he usado ninguna maleta. Además teniendo en cuenta que casi todo lo poco que suelo llevar lo necesito… En realidad procuro no olvidarme nada, ya que repaso muy bien todo antes de marchar… soy bastante metódico en esta parte.

¿Qué les dirías a aquellos viajeros que, como no se atreven a viajar por su cuenta, acaban yendo a una Agencia de Viajes aunque no les gusten sus viajes organizados?

Yo les enviaría un mensaje claro y directo, diciéndoles que hay muchas maneras de viajar y que cada uno tiene la suya… pero que no hay que dejar oír lo que dicte nuestro corazón. Si uno quiere viajar a su aire, hay que seguir ese instinto, y si ahora no se atreve, tal vez más adelante lo pueda hacer, tampoco hay que forzar la situación. Si la persona no lo ve claro podría no acabar de disfrutar del viaje, que en realidad es de lo que se trata.

¿Qué tipo de comida has probado en tus viajes que más te ha gustado/sorprendido? ¿Nos recomiendas algún sitio para probarlo?

A mí personalmente me encantó beber el jugo de caña de azúcar recién exprimido y vendido en botellas de 1,5 litros recicladas, en las calles de Baños, a los pies del volcán Tungurahua en Ecuador.

Por último, explícanos algo que te ha ocurrido viajando y que no olvidarás jamás…

Viajando a tu aire te ocurren cientos de historietas o aventurillas. La verdad es que no sabría elegir alguna concreta. Seguramente elegiría alguna en la que he podido avistar a algún animal salvaje complicado de ver… aunque la acogida por parte de los lugareños de algunas regiones es algo también difícil de caer en el olvido. Siempre me ha fascinado el que alguien que no te conoce de nada te trate como si fueras un gran amigo al que hace tiempo que no ven.

Podéis seguir sus pasos en livemydream.net

Aldana y Dino_Magia en el camino

– ¿Cuál es el lugar del mundo en el que habéis estado y más os ha impresionado?
¿Qué consejo daríais a alguien que quisiera viajar allí?

Nos vienen a la cabeza miles de lugares.
Nos impresionó estar en Auswitch, Polonia; en la Casa-Museo de Ana Frank, Holanda; y en el Museo del S-21, en Camboya, porque no para de sorprendernos la maldad que puede haber en el ser humano simplemente porque el otro piensa diferente.
Nos impresionó el sistema de bicisendas en Holanda, porque pensar eso en nuestro país, por ahora, es imposible.
Nos impresionó el orden y el control en Singapur.
Nos impresionó la cultura China (nos encanta).
Nos impresionó la comida India (nos encanta).
Nos impresionó la pobreza y las diferencias sociales en India, aunque no está muy lejos de las que, lamentablemente, existen en algunos lugares de Latinoamérica.
Nos impresionó la vida que llevan los camioneros (a los que conocimos haciendo autostop por Sudamérica).
Nos impresionaron los paisajes del Lago Baikal, en Rusia.
Nos impresionaron los colores y los paisajes de los pueblos tibetanos.
Nos impresionó la amabilidad de la gente en todo el mundo (aunque esto ya lo sabíamos).

El consejo que siempre damos cuando alguien viaja es que se deje llevar por la intuición en cada lugar que visite y que se deje sorprender. Está bien informarse, pero en el punto justo para que el lugar y su gente también nos sorprendan. Además, siempre es bueno tratar de disfrutar cada lugar desde la mirada del otro, del local, y abandonar los preconceptos con que uno puede llegar a destino.

– ¿Qué es lo que más rabia os da olvidaros de poner en la maleta?

Un cuaderno y un lápiz: para anotar una dirección, una frase, un teléfono, un recuerdo o hacer dibujos para poder comunicarnos.

Aldana y Dino_Magia en el camino

– ¿Qué les diríais a aquellos viajeros que, como no se atreven a viajar por su cuenta, acaban yendo a una Agencia de Viajes aunque no les gusten los viajes organizados?

Uno viaja para tener vivencias. Y las mejores vivencias las tenemos cuando viajamos por nuestra cuenta y decidimos nosotros dónde vamos y qué hacer. No es que esté mal tomar un viaje organizado, ya que todo depende de cuáles sean nuestros intereses y objetivos, pero sin lugar a dudas, visitar un lugar en el formato organizado o por libre serán dos viajes totalmente diferentes.
Además, viajar parece más caro de lo que es. Hoy en día existen muchas opciones no sólo para abaratar costos, sino para conocer los lugares desde otra perspectiva.
Viajar por libre es la mejor manera de conocer y vivir el lugar. De sentirte libre eligiendo qué hacer, cómo y cuándo. Puede ser difícil empezar si nunca lo hiciste, pero una vez que lo hacés, no podés volver atrás. Además, nunca vas a estar solo, siempre habrá otro viajero haciendo el mismo recorrido que vos o parando en el mismo hostel para acompañarte, si tenés ganas de estar acompañado.
Lo más difícil, como en todo, es tomar la decisión, después, las cosas vienen solas. ¡¡Animate!!

– ¿Qué tipo de comida habéis probado en vuestros viajes que más os haya gustado/sorprendido? ¿Nos recomiendáis algún sitio para probarlo?

Nosotros siempre comemos en las casas de las personas que nos alojaban o en mercados y puestos callejeros. Así que les recomendamos todos los mercados! Entre los que más recordamos están el de Siem Reap, en Camboya, y el de Sapa, en Vietnam, por lo barato y lo rico. En Sapa probamos por primera vez la comida con salsa de pescado… muy buena.
Además, toda la comida india nos parece riquísima. Es un sabor que no conocíamos y nos encantó. Hasta hicimos un curso de cocina.
En China también disfrutamos mucho de la comida en la calle.

Aldana y Dino_Magia en el camino

– Por último, explícanos algo que os ocurriera viajando y que no olvidaréis jamás…

Tenemos muchas anécdotas que pueden leer en nuestro blog y los invitamos a hacerlo, pero hay algo de lo que nunca nos vamos a olvidar y es de la amabilidad de la gente en el camino, más allá de la nacionalidad, la religión y el color de piel. Siempre decimos que los buenos son muchos más que los malos, pero los malos tienen más prensa. Por suerte, no somos ni los primeros ni los últimos que sentimos esto en los viajes y esto es muy bueno, porque quiere decir que hay esperanza en el mundo.
Las experiencias que tuvimos en Sudamérica viajando a dedo y llevando nuestro proyecto mágico por todos los rincones; la buena voluntad de todas las personas con las que nos cruzamos en el camino ayudándonos en todo lo que necesitábamos (por suerte, nunca tuvimos una mala experiencia) y los mensajes de apoyo que recibimos todo el tiempo se suman a las mejores cosas que nos pasaron y que nunca olvidaremos. Sin ir más lejos, hace 15 días estuvimos cuatro días en Rosario, una ciudad de la Argentina. Casi no recorrimos la ciudad porque lo que más hicimos fue reunirnos con gente que nos quería conocer y que quería compartir con nosotros un momento. La vida es eso, una colección de momentos, y si son bueno, mejor! Fueron cuatro hermosos días en Rosario! La gente hace al lugar. Si estamos en el lugar más lindo del mundo, pero tenemos una mala experiencia, posiblemente no nos quede un buen recuerdo de nuestro paso por allí. Y, al mismo tiempo, si estamos en un lugar que no tiene mucho para hacer ni para ver, pero vivimos buenas experiencias con las personas que nos encontramos allí, siempre recordaremos ese lugar como uno de los mejores.
“La libertad es un viaje de ida”. Y nosotros queremos ser libres, por eso viajamos.

Datos de los viajeros entrevistados:
Podéis seguir sus pasos en www.magiaenelcamino.com.ar
En Facebook: Magia en el Camino
En Twitter: @magiaenelcamino

Grecia Mediterráneo

Este post ha sido elaborado por la empresa Crucerosnet, que nos da algunos consejos para viajar en crucero de la forma menos masificada posible y para disfrutar de lo auténtico y local de cada parada que el barco realiza.

Si en 2011, los españoles gastaban unos 1789 € unos en las vacaciones, ahora en tiempo de crisis es imprescindible bajar los gastos para realizar más ahorro. ¡Fácil! Para las próximas vacaciones, toca planificar bien. Internet siempre nos puede echar una mano en las búsquedas de ofertas lowcost al alcance de todos los bolsillos.

Una propuesta muy interesante para descubrir el Mediterráneo en poco tiempo y sin gastar mucho es viajar en cruceros; una opción que se puede hacer en familia, en pareja, sólo o en grupo. ¿Cómo podemos encontrar las mejores ofertas de cruceros? En Internet encontraréis mejores ofertas que las agencias de viajes físicas, ya que estas imponen sus tarifas de viaje con altas comisiones. Las opciones online suelen proponen tarifas más atractivas y una amplia oferta. Para aprovechar las mejores tarifas, a veces hay que esperar las ofertas de cruceros baratos, descuentos o cruceros de última hora.

Si ya habéis elegido el crucero y habéis efectuado las reservas. Ahora os tocará planificar y preparar las actividades durante las distintas escalas que el barco hace. Si vuestro presupuesto es bastante reducido, no es recomendable contratar salidas organizadas por el barco. Lo mejor es informarse sobre los destinos y planear las excursiones uno mismo. Una buena opción es coger un tren, alquilar un coche o bicicleta y visitar así los mejores lugares del país por libre. Sin olvidar tomar una buena comida en algún restaurante local.

Esta opción no sólo os permitirá descubrir varios destinos en pocos días, sino que además os permitirá economizar. Si os atrae la idea de realizar un crucero por el Mediterráneo descubriendo lo más local de cada lugar, ya sabéis!

Kioto, antigua capital del Imperio Japonés.

De razas va el asunto porque, aunque no queramos, aquí todos nos distinguimos por algo. Para bien y para mal. Hoy lo que nos divide es el tipo de maleta. Según donde guardéis vuestra ropa interior cuando viajáis, existen dos razas de turistas. Por un lado, los mochileros, los famosos backpackers, una estirpe con encanto que parece reproducirse más rápido que los insectos y, de hecho, muchas veces van acompañados de ellos. Moscas, cucarachas y otras bestias diminutas. No nos entendáis mal, no es que sean (seamos) unos tipos sucios sino que ese es el precio a pagar en algunos países por ahorrarse unos euros en el hostal o pensión de turno. En otros simplemente es culpa del propio destino, sitios tan exóticos y por eso mismo plagados de bichos, que solamente tipos valientes como los mochileros se atreven a adentrarse en ellos. La otra raza son los troleros, los que arrastran su maleta con ruedas, auténticos comodones con equipajes de marca. La mayoría de éstos se juntan en grupos, se ponen gorras o camisetas del mismo color y cuál ejército moderno siguen a su líder o guía con bandera, para acabar con todos y cada uno de los monumentos que les pongan por delante.

A nosotros nos confunden con unos y otros y es que, en cierta forma, somos unos híbridos. Nuestras maletas llevan ruedas pero también asas de mochila. Aunque como pasa siempre en el mundo, los mestizos son rechazados aquí y allá. Todavía nos entra la risa recordando nuestra discusión en un hotel de Hong Kong donde no nos querían dar habitación a pesar de tener reserva. Nuestro aspecto descuidado recién aterrizados de la India no era admisible para el 4 estrellas que habíamos encontrado a precio de saldo por Internet: “maybe we look like different but we are not!” (“quizás parecemos gente diferente pero no lo somos”). La cara del recepcionista mientras nos miraba de arriba abajo, sucios, con la ropa arrugada y las maletas al hombro, era todo un poema. Pero en el otro lado tampoco se quedan cortos. Cuando en la cantina de cualquier hostal sacamos nuestros ordenadores portátiles, imprescindibles ya para poder organizar nuestro viaje, no son pocos los mochileros que murmuran en nuestra dirección y cogen sus cervezas con más fuerza como para mostrarnos su rechazo. Eso sí, cuando ven que bebemos las nuestras a morro, entonces nos sonríen con cara de “perdón, pensé que eras de los otros”.

Aunque tenemos que reconocer que, al final, todos nos acogen con los brazos abiertos. Quizás con la maligna intención de convertirnos en uno de los suyos: “ven a nuestro youth hostel” o “apúntate a esta excursión”, no paran de decirnos unos y otros. Pero lo hacen con buena fe, sin duda. Eso sí, uno acaba hasta el moño. No de ellos sino de sus guías. Las de papel de los primeros, las de carne y hueso de los segundos. Los backpackers, igual de marquistas que todo el mundo, no salen de su país sin llevar la Lonelyplanet de turno, el instrumento más diabólico que jamás hemos visto. Por pequeña que sea la ciudad o pueblo que consultes te dará un listado interminable de sitios para visitar, decenas de hoteles donde dormir o miles de restaurantes donde comer. Apáñate tú entonces para elegir cuál de ellos es mejor. Si te sale mal, la culpa es tuya. Si la cosa va bien, la medalla para ellos. Así nosotros también hacemos negocio. Los troleros, en cambio, lo dejan todo en manos de sus guías locales tipo follow-me. Aunque los lleven a monumentos de tercera que nadie conoce, a tiendas donde les vendan la lámpara de Aladino o a restaurantes infumables con camareros disfrazados de nativos, ellos lo aguantan todo estoicamente, sin quejarse ni dejar de pagar. Con esos también haríamos negocio.

¿Os imagináis alguien que os indicara sólo los sitios que realmente valen la pena, y que os recomendase ese restaurante u hotel que tienen algo especial y que su precio es el correcto? Una especie de guía o planificador de viajes que te montara la ruta más interesante, te dijera los días que debes estar en cada sitio y cuál es la mejor forma y la más barata de llegar hasta allí pero también de comprar los billetes. Como si fuera un viaje preparado por una agencia pero auténtico, nada de turistadas. Do it yourself. En otras palabras, un viaje Ikea pero montado por Internet. Conectado con tu ordenador puedes planificar tu viaje en un santiamén. Aparte de ahorrarte comisiones de todos tipos, tienes la seguridad de que las recomendaciones son siempre la mejor opción y no la que más les interesa a ellos o por la que reciben mejor comisión. Comparado con Lonelyplanet y otrs guías también tiene sus ventajas. Te ahorras leerte mil y una páginas en letrita bien pequeña y tener que decidir cada vez qué hotel, excursión o restaurante entre las cientos de opciones que te dan es la mejor. Además tienes los links directamente ya seleccionados para hacer la reserva al mejor precio posible. Allí mismo guardas los datos de los localizadores y, cuando te vas de viaje, en un solo documento lo tienes todo: la guía y las reservas. ¿No es genial? ¿Cuánto pagaríais por tener algo así?

(cuando escribimos este post fue cuando definitivamente le dimos forma a la idea de Way Away. Dos años después ya es una realidad y el feed-back que hemos recibido de nuestros usuarios es tan positivo que vamos a seguir invirtiendo para crear nuevas rutas!)

Todas las personas tienen derecho a dar la Vuelta al Mundo. Cada uno de nosotros lo puede hacer cómo y cuándo quiera. No existen normas para ello, ni nunca existirán. La puedes dar de este a oeste, o de norte a sur. En hoteles de primera o en hostales de mala muerte. De avión en avión o montado en una bicicleta. Ni siquiera es necesario hacerlo seguido en el tiempo, ni tampoco dar la vuelta completa. Un viajero es cualquier persona que al salir de casa, tan solo dando un paso, siente que está empezando algo nuevo, un camino diferente que por sí mismo valdrá la pena, le lleve a la esquina de en frente o al otro lado del mundo. Cualquier persona que continuamente quiera dar esos pasos estará dando la Vuelta al Mundo.

Es más, también podemos hacerlo sin movernos del salón de casa. Viendo un documental, leyendo un libro o simplemente escuchando las noticias. Con tan sólo un pensamiento, la imaginación nos llevará al otro extremo del mundo. Esos pasos soñados también cuentan. En realidad, sólo existe un requisito. Tener ganas de aprender. Porque no podemos querer lo que desconocemos. Aprender a saludar como ellos y a darles las gracias en su idioma. A comer con sus cubiertos o con las manos, si es su costumbre. Probar sus alimentos y beber de sus tazas. También debemos conocer su historia porque es la mejor forma de entenderlos y, en el fondo, de entendernos a nosotros mismos. La de hoy mirando sus periódicos y la de ayer leyendo sus libros. Sólo así estaremos viajando de verdad.

Este es el Manifiesto para los que cada paso, cada esquina, cada momento es un nuevo país que explorar y entender. Quizás incluso querer, aunque no es necesario que nos guste cada rincón del mundo, ni creemos que sea posible. Cada viajero tiene sus rincones y, aunque los comparta, siempre serán suyos. Sitios que son mágicos y donde nos sentimos especiales. Es precisamente la búsqueda de esos lugares y de esos instantes lo que nos vuelve locos de viajar.

Este es el Manifiesto del Viajero. Este es el Manifiesto de los que quieren dar la Vuelta al Mundo. Este es el Manifiesto de los que no queremos dejar de viajar, aún cuando algún día no podamos levantarnos de nuestra cama. Entonces un libro, una foto, un recuerdo nos llevarán de nuevo a aquellos lugares que hemos visitado o que nos han contado y mientras lo hagamos nos sentiremos parte del Mundo, de ese Mundo que cuanto más conocemos, más añoramos porque es tan grande que nunca podremos abarcarlo del todo. Por eso, precisamente, lo queremos. Por eso y porque es nuestro. Y tuyo también.

Belén y Pedro

Creadores de Way Away