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L’As du Fallefel, rue de Rosiers 34

En la rue des Rosiers, en pleno barrio antiguo judío, encontraréis sitios para tomar falafels o shawarmas uno detrás de otro, pero sólo hay uno donde tendréis que hacer cola. Y vale la pena. L’As du Fallafel. Aunque sea verde por fuera, el color de los musulmanes, está regentado por judíos. Por 5.50€ os podréis lleva un Falafel y por 8€ un Shawarma de primera.

¡No os confundáis con ninguno de los que lo rodean!!!




Itinerario recomendado para visitar París con restaurantes a lo largo de la ruta.

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Boulangerie Yhuel, rue Jean Lantier 11 Arnaud Delmontel, rue des Martyrs 39 Eric Kayser, rue Monge 14

Como pasa siempre con estas cosas, cada año aparece la lista de turno con los mejores croissants de la ciudad. La pena es que muchos de ellos están en las afueras o cerca del periferic. Pero alguno cae por el centro y, si no, siempre tenéis los grandes clásicos, famosos entre todos los parisinos. Uno de nuestros preferidos es el de la boulangerie Yhuel, en la rue Jean Lantier 11, a medio camino entre el Louvre y el Hotel de Ville (cuidado que apenas se ve el nombre por fuera). Acordaros de pedirlo de mantequilla (beurre)! Por sólo un euro, veréis a más de uno salir con dos… Y si estáis cansados os podéis sentar para tomar un café tranquilamente. En ese caso, probad el croissant caliente con queso!!! Pero nuestro ganador al mejor croissant de París es el de Arnaud Delmontel, en la rue des Martyrs 39, por debajo del Boulevard de Clichy. Crujiente por fuera, suave por dentro, delicioso al comerlo. Sólo pasearte por delante el olor ya es de aquellos que te obliga a entrar. No por nada Delmontel fue el ganador a la mejor baguette en 2007. Aunque si estáis por el barrio latino, no dudéis en acercaros a probar el de Eric Kayser, en la rue Monge 14 y entonces ya no sabréis a quién darle la medalla de oro… Aquí podéis ver la lista con los ganadores de los mejores croissants del 2012!!!




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Alexine o Le Grenier à Pain, rue Abbesses

Arnaud Delmontel, rue des Martyrs 39

Cada año el ayuntamiento hace un concurso premiado con 4000€ para ver que boulangerie hace la mejor baguette de todo París. Imposible escoger un ganador absoluto pero sí un barrio: Montmartre. O incluso una calle, la rue des Abbesses. Aquí encontraréis varios de los que han salido en el top ten varias veces en los últimos años: Le Grenier à Pain o Alexine.

O también el Coquelicot, en el número 24. Abajo veréis cola de gente para llevarse la baguette.Y si os apetece sentaros un rato o incluso desayunar, dentro tienen mesas, y si las veis llenas no os preocupéis porque en el piso de arriba tienen más.

No es un desayuno para acordarse el resto de vuestra vida, pero el sitio es muy mono y si os gusta el café en cantidades industriales aquí no os quedareis con sed. Pedid la fórmula Energie, café con leche, chocolate o té, con media baguette y mantequilla y mermelada para untar (5.5€). O también podéis probar el pastel de la casa, la tranche de brioche de grand-mère (trozo de brioche de la abuela), la misma fórmula que antes pero se llama Petit dej’Vitalité (4.80€). Volveréis a sentiros niños al beber el café de un bole tan grande que será como si vosotros fuerais los pequeños.

Cerca también de la rue des Abbesses, bajando por la calle Martyrs tenéis La Flute de Pain, con la “flute gana” su especialidad que vale la pena probar por tener un toque de sabor diferente. Pero, sin duda, la mejor es la de Demontel, en esa misma calle Martyrs pero un poco más abajo. Su baguette y sus croissants son lo mejor de todo París, pero eso ya os lo contamos en otro post.

Por si cuando os aprieten las ganas de poneros una baguette debajo del brazo, Montmartre os queda lejos, por el centro encima de Les Halles, curiosamente en la calle Montmarte tenéis la boulangerie Regis. Ganadores de un montón de premios a la mejor baguette, lo dejan bien claro enseñando todas sus copas. O en la rue des Petits Carreaux, la continuación de la rue Montorgueil, casi arriba de todo tenéis la boulangerie artesanal Eric Kayser, donde es normal llegar a hacer cola en la calle para llevarse una baguette bajo el brazo (la pastelería original está en la rue Monge 14 en el barrio latino).

En todo caso, la verdad es que en casi todas las boulangeries las baguettes están de muerte. Acordaros solo de pedir la «traditional», que es la mejor.

Si queréis ver el ranking de las mejores baguettes de los últimos años, aquí tenéis toda la información sobre el “Grand Prix de la Baguette de Tradition Française de la Ville de Paris”.

Y si queréis ver las mejores baguettes según Le Figaro aquí tenéis su ranking y puntuación por criterios.




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Tutti Sensi en la rue Norvins 14

Si después de ver la Sacre-Coeur estáis en la plaza más carismática de todo París, place du Tertre, buscando los famosos pintores y artistas entre ordas de turistas y os aprieta el hambre, no caigáis en la trampa de sentaros en las terrazas que la rodean. Como mucho bajad por la esquina de la derecha hacia el mirador y allí tenéis un rincón con un poco de encanto al menos.

Y si no, lo mejor es el Tutti Sensi en la rue Norvins 14, justo detrás de la Sacre Coeur antes de llegar a la place du Tertre. No tiene pérdida. Veréis una cola de gente esperando a unos de sus famosos bocadillos de salsicha italiana, en realidad una butifarra como dios madna. Por 7€ comeréis dos de un bocadillo.




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L’estaminet, rue de Bretagne 39 (dentro del Marche des enfants rouge)

No hay ciudad en el mundo que se precie donde no esté de moda tomar el brunch. A ver cuando llega a Barcelona el aperitivo, el afterwork ideal para los que no quieren llegar a casa y no tener ni un gato ni a quien acariciar. De momento nos tenemos que conformar con calles como el carrer Parlament y tener solo sitios de brunch. París no es una excepción y mires por donde mires veréis carteles con un «fórmula brunch». Si no queréis picar e ir un sitio auténtico de brunch, L’Estaminet es vuestro sitio, dentro del propio Le marche des enfants rouge, el mercado de los niños rojos, llamado así por el antiguo orfanato que estaba al lado donde el uniforme de los niños era rojo.

L’estaminet es un rincón agradable con mesas de colores que recuerda los food-market de Londres. Hasta las 12h podréis tomar el petit déjeuner por 8.50€, café y zumo de manzana más croissant y media baguette para comer con mantequilla y mermelada buenísima. Y a partir de entonces los fines de semana tenéis el brunch tradicional por 20€ (con embutidos) y el de pescado por 22€ (con salmón y arenques), escoged al gusto pero os recomendamos el segundo!

Si buscáis por internet dónde tomar un brunch en París, es fácil que os salga un artículo de El País hablando del Catz en la rue Rodier 57. Tanto éxito están teniendo que sólo abren de 11.00 h a 15.00 h. Eso sí, los fines de semana se estiran hasta las 17.00 h. Sin embargo, no os lo recomendamos. Por 26€ por cabeza uno espera mucho más, sobretodo para salir en El País… La bollería es fantástica y el zumo de naranja también, aunque justo de éste no se puede repetir. El resto, por mucho buffet “a volunté” que sea, vale poco. Aparte de los pequeños “chocolate” en forma de corazón, el resto de pasteles no son nada especial y, en cambio, no hay un solo embutido ni queso.

Por si fuera poco, el café tampoco vale nada, algo que no es raro en París pero si uno espera pasarse dos horas desayunando parece que debería ser lo mínimo.




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Le felteu, rue Pecquay 15

No os asustéis por los adhesivos de motards que tienen en la puerta. Si queréis cenar en un restaurante francés, rodeados de franceses, pero pasando de la nouvelle cousine y comiendo bien de verdad, abrid la puerta de madera y oler. Este es vuestro sitio.

Podéis picar huevos poche, ensalada caliente de queso de cabra o pate de campagne. A 10€ el plato más o menos. Pero lo bueno vendrá de segundo. Entrecote poelée por 22.30 € (un entrecotte hecho con bastante aceite, casi frito, y delicioso como para chuparse los dedos) o el magret de pato tradicional por 17.50€ si queréis un sabor más tradicional, pero si os gustan las vísceras no dejéis de tomar el «fricassée de rognos de veau». Las carnes vienen acompañadas de verduras y una fuente de patatas gratinadas, así que a no ser que tengáis mucha hambre, con un solo plato tendréis más que suficiente!

Y más si mojáis pan, porque como en casi todos los sitios decentes de París, está de muerte! Eso sí, además no esperéis que sean simpáticos, eso sería pedir demasiado. Aunque aquí, más que antipáticos, son digamos diferentes…

Para beber, el vino de la semana de la casa os saldrá por 13€ el medio litro. No es un burdeos pero os costará encontrar un vino decente a este precio en todo París.




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Aux pipalottes gourmandes, 49 Rue de Rochechouart

Un sitio tan especial que pocos os atreveréis a entrar. Parece más una tienda de muñecas que no un restaurante. Su especialidad las tapas normandas. Las veréis todas en el escaparate. Probad la combinación Je ne mange que du poisson por 16.50€, cositas de pescado como pulpo, boquerones y demás. Pero si tenéis un poco más de hambre por 15.50€ tenéis los platos del día, los pene con piñones, la lasagna o risotto de verduras o la mousaka.




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Hotel Amour, rue de Navarin 8

Un rincón de moda entre Montmartre y la Ópera

Tres de cada cuatro parisinos y nueva de cada diez expatriados os dirán que uno de los restaurantes de moda en París es el hotel Amour. Sólo por eso muchos huirían pensando que la cartera puede soportar un buen restaurante en París por los pelos, pero si encima está de moda puede ser una sangría. Pues esta vez y sin qué sirva de precedente se habrían equivocado. Tampoco es que sea el sitio más barato del mundo pero pocos platos pasan de los 20 € y algunos incluso están por debajo de los 10.

Pero eso no es lo bueno. Lo mejor es la terraza cubierta que tienen en la parte trasera. Y la ensalada de champiñones de París a 9 € (setas crudas con cebollita cortada a la juliana y trocitos de parmesano). Y los macarrones con jamón blanco de París al graten con crema de leche por 15 €. O las hamburguesas por 16-18 €. Aunque la mayoría prefieren venir a hacer el brunch (24 €), pero en ese caso no os olvidéis de reservar! Lo más fácil, venir al mediodía a última hora. Poca gente, mesas libres y aunque sean las tres y en pocos sitios os den de comer, aquí no sólo os sentarán al momento sino que encima os traerán un pan con mantequilla que está de muerte.




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