Empezar a planificar mi viaje
Don't be guiri!
Río de Janeiro, donde el sambódromo más grande del mundo.
Si a las argentinas quinceañeras sus padres les regalan pechos de plástico por su cumpleaños, Dios a las brasileñas les dio eso y mucho más. Pechugas a punto de despegar y culos como pistas de aterrizaje, morenos chocolate y bikinis de diseño. Al Cristor Redentor lo pusieron allí arriba en Corcovado para vigilar que, entre tanta belleza, los cariocas no perdieran el norte. Será por eso que el topless está mal visto en Brasil. Aunque no importa, los brasileños, que se las saben todas, han hecho los bañadores tan pequeños que sus mujeres vestidas son más sexys que las de los otros desnudas y es que, al lado de Ipanema o Copacabana, Benidorm parece una carnicería de barrio.
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