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El turista que murió de éxito. O de asfixia, no estamos seguros. Lo que está claro es que la palmó o la palmará. Y más rápido de lo que parece. Ahogado por las hordas de visitantes que invaden hasta el último rincón de cualquier monumento, o muerto de aburrimiento o de calor mientras hace cola durante horas para entrar en cualquier museo. O sobramos muchos o faltan ciudades para visitar, pero ninguna de las dos cosas tiene ya fácil solución.

 Qué ver en Pekín China

El otro día estuvimos en la residencia del emperador chino en Pekín. Setecientos años de historia monárquica, ahora con la foto de Mao presidiendo su entrada. ¡El Rey ha muerto, viva el Dictador! No engañaremos a nadie, no es ninguna maravilla, ni por su arquitectura, ni por el poco arte que contiene. Lo mejor, de largo, su nombre: La Ciudad Prohibida, aunque algunos hagan chistes fáciles con la versión inglesa (The Forbiden Shitty leemos en la pared de un baño público). Y poco más que eso. O eso pensábamos hasta que, hartos de darnos codazos con cientos de chinos aprendices de turistas, huimos hacia uno de los pabellones laterales. Allí nos sentamos en un banco más largo que La Muralla China y ocurrió el milagro. Igual que las aguas se abrieron ante Moisés, las masas de fotógrafos amateurs desaparecieron y una calma china invadió el jardín de piedra en el que nos habíamos refugiado. En ese instante nos dimos cuenta por primera vez de la majestuosidad de La Ciudad Prohibida, así como de la serenidad que trasmite y la perpetuidad que irradia. En aquel momento sus nombres cursis dejaron de serlo y casi alcanzamos a comprenderlos. La Colina de la Belleza Acumulada, el Palacio de la Pureza Celestial, el Salón de la Paz Eterna o el Pabellón de la Cultivación Mental.

 Qué ver en Beijing China

Ese simple instante justificó las horas de espera para entrar, aunque en el futuro muy pocos tendrán nuestra suerte. Tardará más o menos, será el año próximo o el otro, pero llegará el día en que el turismo muera de éxito y ese momento que nosotros tuvimos el privilegio de disfrutar será imposible de repetir. Cuando eso ocurra tendremos que elegir: o dejamos que la multitud acabe con estos monumentos o los convertimos en coto de unos pocos. Menudo dilema. Nosotros, por si acaso, nos hemos puesto como objetivo para este año ver las Siete Maravillas del Mundo y alguna más. Y que nos quiten lo bailao.


[1] Juego de palabras en inglés: “The Forbiden Shitty” (la mierda prohibida) en vez de “The Forbiden City” (la ciudad prohibida)

Itinerario recomendado para visitar China con restaurantes a lo largo de la ruta.





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