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Sobieskiplatz 4

En Viena los turistas apenas salen del “ring” y si lo hacen es porque tienen claro hacia donde van:

1) Palacio de María Teresa,
2) De compras a Mariahilferstrase
3) Para ver la obra “cumbre” del Gaudía austriaco, Hundertwasserhaus.
4) O, como mucho, al parque de atracciones de Prater (un poco desangelado pero si sois unos freakies del tema, hay un par de atracciones curiosas, entre ellas una por si queréis volar como Superman…).

Bien, pues tampoco cuesta tanto, simplemente se trata de empezar a caminar, atravesar el doble ring de calles (antiguas murallas de la ciudad, reconvertidas a paseos de tranvías) y dejaréis de ser unos turistas disfrazados de guiris para ser unos auténticos viajeros… Bueno, me pasé, pero no dejéis de hacerlo. El problema es acertar en qué dirección debéis andar. Hacia el norte, districto 9. Si tenéis ganas de andar, acercaros hacia el canal y pasad por la plaza de Servitengasse. Viena 100% auténtico. Como si fuera un pueblo. No tiene nada de especial más que la curiosidad. Si llegáis hasta el canal a la altura de la estación de metro de Robauer lande y estáis en pleno verano, veréis algunas terracitas que ponen para el Summer Festival de música. Y si no, seguid caminando hacia el norte hasta llegara a Sobieskiplatz. La verdad, mejor olvidaros de caminar. Pillad el tranvía 38 desde la Universidad (al lado del Ayuntamiento) y bajaros en la parada de Alserbachstrase. A un par de calles por arriba encontraréis Sobieskiplatz, todavía más auténtica que Servitengasse.

Allí lo tendréis todo. Una fuente, un par de árboles o más dando sombra y gente del lugar viendo pasar los años. Ah! Y una winery bien monilla. Y, lo mejor, una brewery de esas en la que seréis el único guiri: Highlander. Para celebrarlo, probad la cerveza que ellos mismos producen (3,20 €, 0.5 lt). Tiene un punto parecido a la “weizenbier”, como si tuviera un punto de limonada, que seguro que os gusta. Aunque estaréis a gusto sentados en su terraza, no dejéis de entrar para ver las dos cubas donde fermentan la cerveza. Vale la pena. Entrar y el paseo hasta aquí. Y si tenéis hambre, es un buen sitio para probar el schnitzel local.

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