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Axum, Etiopía, donde aseguran custiodar el Arca de la Alianza.

13 meses de sol. Éste es el reclamo que utiliza el gobierno de Etiopía para atraer a los turistas. Como mucha de la publicidad es una verdad a medias, pero que nadie apueste qué mitad es la buena porque perdería. Su año tiene trece meses y, en cambio, en pleno verano es difícil ver el sol. Etiopía es un país extraño, donde nada es lo que parece y todo es diferente a lo que uno espera. Quizás por eso es tan especial.

Para ellos estamos en el año del milenio. Su calendario no sólo va siete días atrasado sino también siete años, y esa no es la única diferencia. Su sistema juliano reparte el año en doce meses de treinta días, más uno adicional de cinco que se convierte en seis los años bisiestos. En realidad así era el calendario utilizado en el antiguo Egipto, origen del nuestro. Los nombres de sus meses son diferentes a los que conocemos, mientras su fin de año se celebra el once de Septiembre, y así un sinfín de desatinos aunque, si somos objetivos, su propuesta es más simple que la nuestra, resultado de las peleas entre césares romanos para ver quién tenía más días en su mes, que si Julio o Augusto. Su reloj diario también es tan sencillo que abruma. Empiezan a contar doce horas desde que sale el sol hasta que se pone, y entonces la cuenta se inicia de nuevo (por ejemplo, las seis de la mañana para ellos es la una). Doce horas de sol, doce horas de oscuridad. Su cercanía al Ecuador les permite mantenerlo así todo el año.

Cuando es verano en Europa ellos sufren la estación de lluvias donde raros son los días en los que no cae un chubasco en forma de tormenta. En esa estación el país está tan exuberante de vegetación y plantas que parece más Euskadi que no el desierto que nos esperábamos, no por nada le llaman “greenland” . Si ya nos sorprendió este apodo, más nos extrañó que, rodeados de tanto verde, en los periódicos sólo se hablase de la hambruna y sequía que estaban sufriendo. Su suelo es tan poroso que si no cae agua en tres días las cosechas se pierden sin remedio, por mucho que después llueva a raudales. Así ha sido siempre y así seguirá siendo, a pesar de su monzón africano y a pesar de sus enormes lagos. La peor de las ocasiones fue hace 25 años cuando millones de personas fallecieron. Mientras eso sucedía, el presidente del país gastaba el 20% del presupuesto anual en preparar el Congreso del Partido Comunista Internacional. Por si fuera poco, tampoco dejó que la ayuda humanitaria llegara a buena parte de las zonas afectadas como represalia por ser guarida de un grupo de rebeldes. Más de tres millones de personas se quedaron sin ninguna asistencia, de los que dos terceras partes murieron. Vueltas da la vida y más si conduce un cínico. Esos mismos gobernantes habían sido los que, años antes cuando derrocaron al anterior rey, le mostraron un video con imágenes de sus súbditos muriéndose de hambre combinadas con las del monarca bebiendo champagne y alimentando a los leones de su propio zoo. Dime de qué presumes y te diré de qué careces.

Continuará …


 


Itinerario recomendado para visitar Etiopía con restaurantes a lo largo de la ruta.





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