Dónde comer en la isla de Grinda «

Grinda Wardshus y Framficka, Sodra Bryggan.

El planazo de la gente de Estocolmo los fines de semana es pillarse la cesta de picnic, llenarla a reventar de comida y cervezas, y coger el primer ferry hacia el Archipiélago. Así le llaman a las decenas de islas, islotes y demás que parecen se hayan ido desgranando de Estocolmo para indicar la salida hacia el mar.

No dejéis de imitarlos! Tan sólo el paseo en barco ya vale la pena por ver todas las casas y casones que tienen su propio embarcadero y, algunos incluso, parada incluida del ferry. Lo bueno de estos barcos es que pagas dentro antes de bajar, así que no hace falta que decidas dónde desembarcar hasta el final.

La última de las islas más conocidas es Grinda. En Grinda no hay pueblo ni cosa que se le parezca. Tampoco hay playas al uso. Apenas un par de rincones con algo de tierra y rocas y a veces un poco de césped para que la gente se tumbe y pasen el día. Daros una caminata hasta el centro de la isla y después bodeard la costa hasta el embarcadero del norte. Un paseo la mar de agradable. A la vuelta si queréis daros un baño y si no, buscad mesa en alguno de los dos únicos restaurantes de la isla. Y por suerte sólo son dos, porque ya cuesta decidir. En el puertecillo hay una especie de restaurante chill-out con vistas al mar más que apetecible para pasar allí toda la tarde. Y un poco más arriba hay la granja de Grinda. Casón de madera, que hace las veces de hotel con una terraza de película antigua para comer tranquilamente sin dejar de ver el mar.

Si vais justos de presupuesto, tenéis un super donde podréis compraros pan y relleno para haceros un buen sandwich. Y cuando estéis, sólo tenéis que volver al embarcadero del sur (10 min andando desde el centro de la isla), y esperar que pase algún ferry para meteros dentro y disfrutar del vaje de vuelta. Lo dicho, un planazo.