Monta tu viaje con nuestras rutas

Empezar a planificar mi viaje

Don't be guiri!

Rutas y restaurantes para disfrutar de tu viaje más que nunca

Cuzco, antigua capital del Imperio Inca.

Cuzco, Perú

Cuzco. Hace 500 años fue la capital del Imperio Inca, ahora es una linda ciudad a 3400 metros de altura, repleta de iglesias y palacios que los conquistadores edificaron aprovechando los muros construidos por los propios incas. Muros que fueron levantados con piedras pulidas hasta la perfección y que encajan unas con otras, no sólo con envidiable armonía sino también con la inclinación justa para amortiguar los efectos de los devastadores terremotos que abundan por estas tierras. Si así está plagado de turistas, no queremos ni imaginarnos cómo sería si Pizarro y los suyos, en vez de fundir en lingotes todo el oro de la capital, hubieran conservado los templos y palacios tal y como eran antes de su llegada.

¡Qué espectáculo sería ver a Koricancha, el Templo del Sol, con sus dos salas simétricas, una dedicada al astro Rey y otra a la Luna! La primera con una gigantesca pieza de oro simulando el mayor de sus dioses y con las momias embalsamadas de sus antiguos emperadores, sentados uno al lado del otro, presidiendo las ceremonias como si todavía estuvieran en vida. Y la segunda con las paredes forradas de plata figurando un paisaje lunar, con cientos de vírgenes rezando y guardando su pureza en honor al Inca. Sin embargo, esas bestias con armadura se llevaron por delante todo lo que pudieron en el nombre de su patria y de su único dios, el de la codicia, acabando de un trabucazo con una civilización de 300 años sin dejar más rastro que unos muros incorruptibles.

Cuzco, Perú

De Cuzco nos fuimos al Valle Sagrado de los Incas rogando que los salvajes de los españoles al llegar allí ya hubieran saciado su avidez y dejado algo más que cuatro piedras. El autobús turístico costaba doce dólares, la guagua local no llegaba a medio euro, así que nos subimos con la gente del lugar que para algo hablamos la misma lengua. Varias mujeres quechuas ocupaban el pasillo del bus de lado a lado, con grandes fardos colgando de la espalda y con sus bebés atados en bandolera. Si no supiéramos que por estos lares el frío lo matan a base de cubrirse con múltiples capas de ropa, pensaríamos que todas las peruanas van sobradas de kilos.

Nos sentamos al final al lado de un comunero. Como todos los demás se dirigía al mercado de Pisaq para intercambiar sus productos con otros mercaderes o campesinos. Aquí las monedas sirven pero se utilizan poco. Simpático como la mayoría de los peruanos, nos contó que vivía en una comunidad de cincuenta familias, no más, donde no existe ni la envidia ni los registros de propiedad. La Junta Directiva elegida cada dos años es la que decide el reparto de las tierras así como la incorporación de nuevos vecinos. Los impuestos son cosa de los ricos porque ellos pagan con el sudor de su frente. Cada año la Junta decide qué obra civil debe realizarse y los comuneros la ejecutan sin cobrar a cambio nada más que el derecho a utilizar los servicios públicos. Eso sí, la mayoría de las veces cuentan con la ayuda de ONGs extranjeras, en forma de dinero o materia prima, o incluso en la figura de algún ingeniero prestado a tiempo parcial.

Valle Sagrado, Perú

En el fondo poco ha cambiado su vida desde los tiempos del Imperio Inca. En aquella época las necesidades del hombre no eran más que dormir, comer y vestir, y el Inca o Emperador se preocupaba para que todas ellas estuvieran satisfechas. Cada familia recibía un pedazo de tierra donde construir su casa y cultivar sus alimentos, así como algodón o cuero con los que tejer sus propias ropas. A cambio de todo esto y de su protección, se les exigía que contribuyeran al granero real con parte de sus recolectas y que trabajaran en las construcciones imperiales, que no eran pocas. Las más importantes, los Caminos Incas que recorrían todo el continente de norte a sur, lo que hoy sería la zona que va desde Ecuador a Chile. Algunos dicen que era pura esclavitud, para otros fue la primera forma de comunismo. Lástima que, además de la rueda, también desconocieran la escritura. Así sabríamos algo más de ellos. Ahora sólo nos quedan los recuerdos de su gente y lo que registraron los colonizadores. Esta es toda su herencia: recuerdos, muros y una forma arcaica de comunismo. ¡Ah! y su joya, MachuPicchu, la Ciudad de los Sueños que los españoles nunca encontraron.

Itinerario recomendado para visitar Perú con restaurantes a lo largo de la ruta.





Descárgate la App de Way Away con nuestras Rutas de Viaje geolocalizadas

 

 

Posted In: Perú

Etiquetas: