Monta tu viaje con nuestras rutas

Empezar a planificar mi viaje

Don't be guiri!

Rutas y restaurantes para disfrutar de tu viaje más que nunca

México Distrito Federal, capital corrupta de México.

Museo de Antropología, México DF, México

Aeropuerto Benito Juárez, México City. A las 10.00 h recogíamos a los padres de Belén con un coche de alquiler y a las 10.10 h ya nos habían intentado morder, sólo que ni eran perros, ni llevaban chapa en el collar sino colgando del pecho. Policías de D.F. y sus famosas mordidas.

Ahora que ya conocemos un poco más el país, tampoco nos extraña demasiado. Hace unos años en México, cuando te sacabas el permiso de conducir, te preguntaban si lo querías con o sin examen. Como no había dios que aprobara, todo el mundo escogía la opción “sin” que resultaba ir acompañada de otro “con”, con un billete de 100 pesos en una mano y la otra detrás, como preparándote para lo que te podía pasar a partir de entonces. Porque en eso sí que son democráticos. Las mordidas valen para todos, nacionales y extranjeros, sólo cambia la cifra. A los que son de aquí le sale por 200 pesos. A los que somos de allá por pedir que no quede, 1500 de inicio y si alguno pica eso que levantan de más. Cuando las autoridades se enteraron del chanchullo que tenían montado unos cuantos decidieron acabar de raíz con él. Para evitar el chantaje quitaron el examen. Ahora paga todo el mundo y se acabó. No podemos negar que su política anticorrupción es original, aunque más lo son si cabe sus métodos de extorsión en la carretera:

– Buenos días caballero, se ha saltado usted un rojo –nos inquiere un policía después de darnos el alto.
– Eso es imposible, estamos en una rotonda. Aquí no hay semáforos –le respondo mientras con la mirada busco la cámara oculta.

El resto de la conversación es surrealista. Nuestro nuevo amigo, con botas de policía y cara de chorizo, impertérrito, mintiendo como un bellaco. Yo intentando no mosquearle en sobremanera con eufemismos del tipo “se habrá usted confundido señor agente”. Todo muy correcto, los dos siguiendo con el guión preestablecido hasta que el suegro se baja del coche hecho una furia. Concentrado como estoy en mi papel de cordero inocente no lo veo venir, ni tengo tiempo de pararlo.

– ¡Mi amigo el Ministro se va a enterar, de esto y de mucho más! Ponga usted su nombre y placa en la multa que ahora mismo le llamo…

A pesar de conocerlo desde hace tiempo, no hacía a mi suegro de tan alta alcurnia, por lo que extorsionador y extorsionado nos miramos atónitos. Un espontáneo nos ha arruinado la escena. El aprendiz de sheriff que iba para estrella se indigna, me arranca los papeles de la mano y se larga en busca y captura de su superior. Si mi compañero de reparto tenía pinta de malo, el caporal todavía es peor. Su cara de Pancho Villa con retortijones de comer picante a diario asusta pero cuando abre la boca me muero de miedo:

– Con que amigo del ministro…

Unas décimas de segundo son tiempo más que suficiente para imaginarme cómo sería pasar el fin de semana en una cárcel mexicana, así que decido que mi suegro ya tiene un nieto y yo, en cambio, toda una vida por delante. Sin pensarlo dos veces lo delato:

– ¿No podemos olvidarnos del ministro y su puñetero amigo y arreglar todo esto entre “manitos”?

Por suerte el ruido del tráfico ha apagado mi voz. Con una mano me devuelve los papeles mientras con la otra detiene el tráfico para que podamos incorporarnos al tráfico sin problemas. “Que pase usted un buen día” me suelta por si me queda alguna duda. Mi cara un poema, la de mi suegro igualita a la de Bardem después de haber ganado el Oscar. Ni estaba enfadado, ni era amigo de ningún ministro. Se ha echado un órdago de narices y lo ha ganado.

Calendario Maya, Museo de Antropología, México DF

Aunque la alegría le dura poco porque en apenas 48 horas nos vuelven a parar. Esta vez con razón, por lo que el mafioso con sirena tiene muy claro que no dejará escapar a su presa sin nada a cambio, exactamente 100 pesos. Tampoco es gran cosa pero cuando nos pide que le deslicemos un billete con todo sigilo a través de la ventanilla no le pone número así que no vemos porqué debemos ser generosos. Él mismo nos ha dicho que “uno siempre puede hacerle un favor a un amigo”, y nosotros no somos nadie para no hacerle caso, así que pensamos eso de “hoy por ti, mañana por mí”.

En apenas dos días hemos pasado de ser amigos del ministro a sobornadores de policías pero todavía queda lo mejor. Al rato llegamos de nuevo a la fatídica rotonda de nuestro primer encuentro y otro policía, esta vez con cara de buena persona, nos indica donde debemos torcer para llegar al aeropuerto sanos y salvos. Sanos y salvos, y si fuera por él un poco menos ricos porque justo por donde nos ha enviado aparece su compañero para pararnos:

– Han realizado ustedes un giro prohibido.
– Pero si su compañero nos dijo que podíamos…
– Sí pero no por aquí.

Ni por aquí, ni por allá. Harto de que nos tomen el pelo decido improvisar, aprieto el acelerador y que nos busquen por donde la Virgen de Guadalupe. Mientras huimos sin mirar atrás, dentro del coche se hace un silencio incómodo, pero nada que no pueda ser roto por unos buenos tacos, de los de comer y de los otros. Y por una buena chelada, cerveza con zumo de limón, un poco de hielo y sal en el borde, un refrescante cocktail que hemos descubierto por estas tierras pero que no compensa los malos tragos que nos han hecho pasar estos macarras con placa. Y eso que ya nos avisaron antes de aterrizar: ¡Viva México lindo y corrupto!

Si quieres saber toda la información para viajar a México, qué ver, mejor ruta de viaje y cómo moverse por México, en Way Away encontrarás todo esto y más!

Información para viajar a México

Itinerario recomendado para visitar México con restaurantes a lo largo de la ruta.





Descárgate la App de Way Away con nuestras Rutas de Viaje geolocalizadas

 

 

Posted In: México

Etiquetas: