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Antigua, antigua capital de Guatemala.

Tikal, Guatemala

Desde Chiapas nos hemos venido a Guatemala. Diez horas de autobús pero ninguna queja, era de clase turística. No por nada a los colectivos públicos aquí les llaman chicken-bus . En realidad, school-bus americanos de segunda o tercera mano reconvertidos a autobuses de línea pero todavía con asientos de tamaño infantil. Algunos los han maqueado de tal forma que podrían ganar un concurso de tunning aunque, de momento, sólo se lleven el Record Guinnes de personas amontonadas por metro cuadrado. Ótros ni se han tomado la molestia de repintarlos y todavía puedes leer en el lateral el nombre del colegio pijo de turno, West Bay College, mientras doscientas cabezas de mestizos asoman por las ventanas.

A cualquier turista el bus-premium le parecería seguro al lado de estos gallineros pero hay que andarse con cuidado. Los autobuses para turistas salen todos a la misma hora menos el que está de promoción. Tickets al 50%. Si a pesar de nuestra advertencia alguien decide ahorrarse cuatro quetzales, más vale que deje la cartera en casa. Lo más probable es que durante el camino, ese bus que sale una hora más tarde que la caravana, tropiece con unos asaltadores que lo dejen bien ligero de equipaje. Sólo hay que leer cualquiera de sus periódicos para darse cuenta que en Guatemala pueden pasar estas cosas y mucho peores. Sin ir más lejos en el de ayer las siete primeras noticias eran asesinatos. A 25 pesetas el muerto, un total de 400 porque aquí, cuando uno se va para el otro barrio antes de viejo, normalmente viaja acompañado. El octavo titular tampoco tenía precio. “Pelea de gallos en Parlamento por pena de muerte”.

Si alguien todavía no se cree que esto pueda pasar en pleno siglo XXI que se dé un paseo por cualquier calle al azar, pero nunca en su capital. No se lo recomendamos ni al peor de nuestros enemigos. Guatemala City pertenece al lado oscuro de la galaxia, sin apenas luz que alumbre las aceras y ni un solo rincón donde poder sentarse sin miedo a que te descuarticen. En esta urbe con nombre de ciudad sin ley todo funciona al revés. La gente honesta vive encerrada en casa mientras los maleantes andan sueltos por la calle. No hay una sola tienda sin rejas, pero no en el escaparte sino dentro, justo en el mostrador, para separar a los clientes de los dependientes. Los supermercados aquí no pueden llamarse libreservicio porque, a pesar de que tienen pasillos y hasta carros, la lista de la compra se la das al dependiente y es él quien va a buscarte los productos. Como si fuera una farmacia de guardia. Los McDonalds o Pizza Huts, en cambio, no gastan rejas pero sí balas y de las de verdad. Al lado de sus puertas siempre encontrarás a un par de guardias jurados con una de cañones recortados bajo el brazo. Puede parecer exagerado el calibre pero es que en Guatemala cualquier pardillo lleva una 45. Sólo tienes que hacer cola en un cajero y los verás dando sus pistolas a los guardias para poder entrar en las oficinas del banco. A plena luz del día.

Lago Atitlán, Guatemala

Los guatemaltecos han asumido que están en la jungla del “sálvese quien pueda”, donde hasta el último mono intenta levantarse un sobresueldo por pequeño que sea. Desde los narcotraficantes haciendo de su país el mayor corredor de droga entre Colombia y EE.UU., hasta la gente normal engañándose unos a otros con el precio de las cosas más básicas. Si ellos mismos están hartos de no fiarse ni de su vecino cuando van a comprar la barra del pan, como serán con los extranjeros. Sólo un ejemplo. El otro día en la frontera no hubo dos turistas a los que les cobraran la misma tasa de entrada y, por supuesto, a nadie le dieron recibo. Lo más gracioso es que a Pedro le pidieron diez quetzales cuando Belén no había pagado nada. Ni nos molestamos en quedarnos a oír sus explicaciones después de mandarlos a hacer quesadillas.

Por mucha imaginación que le ponemos, nos cuesta creer que algún día podrán salir adelante. En los ‘80 sufrieron una guerra civil que duró diez años y los recuerdos de aquella época nos los resumía un viejo con tantas palabras como dientes le quedaban en la boca: “terrible”. Si desde entonces ellos mismos reconocen haber ido para atrás, imaginaros como luce ahora Guatemala. Guatepeor.

Itinerario recomendado para visitar Guatemala con restaurantes a lo largo de la ruta.





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Posted In: Guatemala