Mejor restaurante en Lençois en la Chapada Diamantina «

El Jamiro en Rua da Baderna, nº 60

A un par de calles del centro del pueblo, subiendo por un lado o por otro, llegaréis a la Rua da Baderna. Por todas estas calles tenéis restaurantes para dar y tomar, la mayoría muy cucos, como los que podéis encontrar en ciudades como Antigua, Cuzco o incluso Katmandú. Se diría que todos estos sitios tienen algo en común. Pueblos o ciudades turísticas, que durante el día están vacíos porque la gente sólo duerme allí como peaje para hacer excursiones, trekkings o ver los monumentos de alrededor. Por eso, por la noche se han tenido que reinventar y al hacerlo todas han elegido hacerlo bien. Y por esto también cuesta elegir. En otros posts os comentamos otros restaurantes de Lençóis pero nuestro favorito sin duda es El Jamiro.

Cuando uno llega a la Chapada Diamantina, normalmente ya lleva algunos días por Brasil. Y, si no, los acabaréis pasando porque no es el principal destino de esta maravilla de país, así que si estáis por aquí es porque antes o después también habréis ido a Iguaçú, Río de Janeiro, Jericoara, Fernando de Noronha, Morro de Bahía, Pipa, el Amazonas o los Lençóis Maranheses. Por eso estaréis hartos o lo acabaréis estando de los típicos platos acompañados de frijoles, arroz blanco y ensalada. Si queréis cambiar o variar El Jamiro en Lençóis es un buen sitio y momento para hacerlo. Lo llevan unos chicos argentinos y, aunque las cocineras son de aquí, el sabor sigue siendo de allá. Pedid la graellada de carne (mix especial de carne) por 60 R$ para dos personas. Carne de vaca, cerdo, pollo y chorizo hecho en salsa de chimichurri y servido en la misma bandeja donde se cocina para que podáis acabar hasta con la última gota de salsita. Acompañado de unas batatas fritas de primera, arroz perfumado que sólo ya sería un plato y, posiblemente lo que se queda más corto, un platito de ensalada sin ningún misterio.

Aunque ellos mismos desiertan de recomendarlo, el merlot brasileño que sirven por copas tiene un punto afrutado que os gustará. Y si no, su nevera Heineken es para servir las cervezas más heladas de la Chapada. Los vinos argentinos y chilenos que los tienen, y buenos, se van un poco de precio pensando que no estamos en el centro de una gran ciudad.

De postre os insistirán para que probéis su especial brownie de chocolate con sorbete hecho con la fruta local. El aspecto es impresionante pero, hay que ser honestos, no es nada del otro mundo. Y por 13 R$, mejor iros a alguna de las dos plazas a acabar bien la noche con una caipirinha!