Monta tu viaje con nuestras rutas

Empezar a planificar mi viaje

Don't be guiri!

Rutas y restaurantes para disfrutar de tu viaje más que nunca

Yichiang, la presa más grande del mundo

Mao fue un hombre, no dios. Este es el claim genial con que el Partido Comunista -o su Departamento de Marketing, que lo tienen y de los buenos- intenta limpiar la cara sucia del régimen. De esta forma asumen los pecados de su líder a la vez que lo disculpan. En otras palabras, nos venden la película de que era un tipo extraordinario, casi divino pero que, como todo hijo de vecino, a veces se equivocaba. No te fastidia. Que se lo digan a los tibetanos, a los mongoles, a los cientos de presos políticos y a los miles de condenados a muerte. Al otro lado del ring tenemos al Dalai Lama, conocido también como The Living-God, el dios vivo. Según sus propias palabras, la 13ª reencarnación de un monje que vivió en el siglo XV, un iluminado, un buda. El que ha visto el camino.

Nosotros, ahora mismo, les cambiábamos el título a los dos. Al primero por un “Mao: ni hombre, ni dios, un pedazo hijo de la gran p…”, aunque su madre, budista para más inri, no tuviera ninguna culpa de la bestia fría y desquiciada que le salió por hijo. Sus ideales de “compartirlo todo” y “el poder es del pueblo” eran muy loables, hasta que del “todos iguales” pasaron al “todos iguales a mí y por narices”. Tan iguales que al final tampoco pasaba nada si por el camino se perdían unos cuantos. Aunque hay que reconocer que el tío era un genio porque eso de hacer una revolución desde el poder es único en toda la Historia. Cuando él, su mujer y otros tres chupones vieron que el gobierno se les escapaba de las manos, crearon la Guardia Roja, una especie de policía del partido que arrasó el país con la famosa Revolución Cultural. Con la excusa de que iban a acabar con la corrupción del sistema, liquidaron cualquier intento de disidencia.

Al dios en la Tierra también le pondríamos un nuevo epígrafe: Dalai Lama, menos premios y más c…. Los chinos están literalmente despellejando a su pueblo y él se lo mira desde la barrera. Para más señas desde la India, país donde vive exiliado desde hace 50 años. Eso sí, con su templanza ha demostrado su carácter divino porque una persona de carne y hueso, a estas alturas de la película, se habría rebelado hasta quedarse sin fuerzas. Sólo un dios podría aguantar el tipo como lo ha hecho él. Su única respuesta a las agresiones chinas ha sido pedirle a su gente que pongan la otra mejilla y que no pierdan la fe en el futuro. Así llevan medio siglo esperando que la cosa cambie aunque, en el fondo, todo sigue igual desde aquel día en el que, con nocturnidad y alevosía, huyó de Lasa por la puerta de atrás mientras su pueblo se agolpaba alrededor de su residencia para defenderlo. Los chinos habían venido para llevárselo pero los suyos se negaron a entregarlo, formando un escudo humano con el que protegieron el palacio de Pottala. Dicen que era dantesco ver la cara de la gente al descubrir a la mañana siguiente que habían arriesgado sus vidas por un edificio vacío. La justificación del Dalai Lama fue que con su huida evitó un baño de sangre. La realidad es que, con él en el exilio, se calcula que los chinos han exterminado a millón y medio de tibetanos. Imposible ya saber qué hubiera pasado si aquella noche no hubiera abandonado a los suyos.

Con esto no queremos criticarlo, ni insinuar que debería haber combatido por su país, ni mucho menos. Somos menos que nadie para hacerlo. Pero no podemos dejar de pensar que hay muchas formas de luchar y que la que uno espera del único dios-vivo que tenemos en la Tierra, se parece más a lo que hizo Gandhi que no a recoger premios día sí día también. El último, la Medalla de Oro del Congreso americano. Imaginaros por un momento si aquel día señalado, delante del presidente Bush y en directo para un montón de canales de televisión, el Dalai Lama se hubiera negado a recoger el diploma, aduciendo que los países occidentales son unos hipócritas al darle con una mano premios al pueblo tibetano y con la otra hacer negocios con China. O incluso si hubiera ido más allá, anunciando que iba a empezar una huelga de hambre que no finalizaría hasta que la ONU estableciera una mesa de diálogo para solucionar la ocupación del Tíbet. Dejadnos ser cínicos. Tampoco tendría mucho que perder, ni siquiera la vida. A lo sumo, unos cuantos meses que es lo que tardaría en reencarnarse de nuevo.

La excusa del Dalai Lama es que necesita seguirle el juego a los países occidentales para tener un púlpito desde el que poder contar el sufrimiento de su pueblo. Después de un montón de años, sin embargo, lo único que ha conseguido es poner de moda a su propio personaje mientras que muchos, nosotros los primeros, no teníamos ni la más remota idea de lo que estaba pasando en el Tíbet hasta las revueltas de los monjes, revueltas que siempre han sido condenadas por el Dalai Lama.

Alguno de vosotros se estará preguntando porqué somos tan duros con él si fue Mao quién tomó la decisión de invadir el Tíbet y exterminar a la mitad de su población. Tenéis razón pero es que del diablo uno no se espera nada. Del Dalai Lama, en cambio, lo esperábamos todo, absolutamente todo menos las sorpresas que nos hemos encontrado en su propia autobiografía que por vergüenza torera nos las guardamos. Y lo hacemos porque nos da la gana, no porque un oráculo de 300 años nos lo chiva con voz trémula mientras está poseyendo el cuerpo de un monje. ¿Captáis la indirecta?

PS: aunque, si hemos de ser justos, después de leer su libro, nos queda la impresión de que es un pobre desgraciado que un buen día, con apenas cinco años, se despertó siendo dios. Esa será siempre su mayor prisión más que no el propio destierro. Es la diferencia entre hacerte grande por tus propios méritos o por derecho de nacimiento. A los primeros el mundo se les queda corto. A los segundos la corona, divina o real, les va grande. ¿Será porque tienen la cabeza pequeña?

Itinerario recomendado para visitar China con restaurantes a lo largo de la ruta.





Descárgate la App de Way Away con nuestras Rutas de Viaje geolocalizadas

 

 

Posted In: China

Etiquetas: ,