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Rutas y restaurantes para disfrutar de tu viaje más que nunca

La mejor época para viajar a China es de marzo a mayo, y de septiembre a octubre. Aunque si vais bien preparados, podéis viajar todo el año. De noviembre a febrero puede ser muy pero que muy frío en el norte e interior. Y de junio a agosto puede ser muy caluroso, y encima con fuertes lluvias y a veces muy contínuas.

Aquí podréis ver la temperatura máxima y mínima, y precipitaciones medias por mes en China.

Jade Dragon, Snow Mountain, Lijiang, China

Clima en China (tiempo meteo):

Al ser casi un continente entero, China tiene una inmensa variedad de climas: desde el ártico del norte hasta el tropical del sur. Por resumir, el norte y noreste (Pekín) tienen un clima seco, con inviernos fríos y veranos calurosos. El centro y el este (Shanghai) son muy húmedos todo el año, con inviernos frescos y veranos muy calurosos. El sur es tropical, con inviernos cortos y veranos cálidos y lluviosos. El oeste tiene temperaturas más suaves todo el año (exceptuando Tibet que tiene el clásico clima de alta montaña). Ver previsión del tiempo en China para los próximos 15 días.

Itinerario recomendado para visitar China con restaurantes a lo largo de la ruta.





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1) Ciudad Prohibida: el antiguo Palacio Imperial, situado en Pekín, la capital de la república popular y un paraíso de la cultura china.

2) Plaza de Tiananmen: es otra de las visitas obligadas en Pekín. Además en esta ciudad, podréis visitar numerosos palacios, templos, parques y jardines, y por supuesto de las instalaciones de las Olimpiadas del 2008.

3) La Gran Muralla China: en su apogeo Ming iba desde la frontera con Corea hasta el desierto de Gobi a lo largo de 20.000 km y estaba custodiada por más de un millón de guerreros. Hoy en día sólo se conservan unos 9.000 kilómetros y es una de las maravillas del mundo! Procurar visitarla en los puntos menos turísticos porque cuanto menos gente, mayor espectáculo es. Si queréis saber cuando es mejor visitarla, acceder al Planificador de China de Way Away.

La Gran Muralla China

4) Shanghai: centro económico de China y la ciudad más europea del país. Mezcla de modernidad con tradición, a un ritmo frenético ahora más cercano a la city de una capital occidental que a la Perla de Oriente como se la conoció anteriormente.

5) Los Guerreros de Xian: el famoso ejército de terracota, del que nunca sabremos porqué fue esculpido.

Guerreros de Terracota Xian China

6) Guilin y Yangshuo: los paisajes más espectaculares formados por los surcos de los ríos Li y Yulong, y por las terrazas de arrozales de Longii. Un sitio fantástico para experimentar la China rural y conocer a alguna de sus minorías étnicas.

7) La Ciudad Antigua de Lijiang: probablemente uno de los pueblos más bonitos del mundo y también más desconocido. Lleno de canales y farolillos rojos parece salido de un cuento. Desde él podréis ir al Glaciar del Dragón de Jade y a la Garganta del Salto del Tigre.

8 ) Chengdu: si viajáis a China no podéis dejar de visitar el centro de reproducción de Osos Panda en Chengdu. Verlos jugar y comer es una experiencia que nunca olvidaréis.

Osos Panda Chengdu, China

9) Datong: desde allí podréis ver las Cuevas Budistas de Yungang, conocidas como la Petra de China.

10) La Ciudad Antigua de Pingyao: un auténtico escenario de película. En esta pequeña ciudad amurallada podréis imaginaros cómo era la vida en la antigua China de las dinastías Qing y Ming.

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En Way Away entrevistamos a un experto en China. Si eres un aficionado a buscar información sobre viajes en Internet, seguro que buscando sobre China, te has encontrado con el blog Chinochano. Aquí te dejamos la entrevista con este gran blogger:

– ¿Qué lugar de China, al que has viajado, te ha impresionado más? ¿Qué consejo le darías a alguien que quiere viajar allí?

Me han gustado muchos lugares, pero por citar uno, diría la zona de Yongding, en la provincia de Fujian, donde hay muchas fortalezas redondas, llamadas «tulou», que por aspecto recordarían a las plazas de toros españolas. Es un lugar muy bello, con una vida rural muy animada, y encantador. A quien vaya allí le recomiendo que alquile un conductor de la zona para que le lleve a varios pueblos de «tulous», cada uno tiene sus peculiaridades. También recomiendo ir con alguien que sepa algo de chino, es un lugar todavía no muy abierto al turismo internacional.

Chino Chano

– ¿Qué es lo que odias olvidar en tu maleta cuando viajas?

Casi cualquier cosa que uno olvida se puede reemplazar comprándola en el lugar de destino… con tal de no olvidar el pasaporte y el dinero, el resto tiene siempre arreglo. Quizá una de las cosas que considero más esenciales pero que olvido con mayor facilidad son los tapones para los oídos, importantes si uno viaja en trenes cama chinos, pues siempre te tocan compañeros de vagón roncadores.

– ¿Qué le dirías a aquellos viajeros que tienen miedo de viajar por su cuenta, y terminan yendo a una agencia de viajes, aunque no les gusta hacer viajes ni excursiones organizadas, ni viajar con paquetes turísticos?

Bueno, que siempre está bien probar de todo… yo prefiero los viajes por mi cuenta, pero también lo he pasado bien en los pocos organizados que he hecho. Quizá lo mejor es hacer viajes de un tipo y del otro, probar las dos cosas, y luego elegir lo que uno prefiere.

– ¿Qué tipo de comida has probado en tus viajes por China y has encontrado deliciosa / sorprendente? ¿Nos puedes recomendar algún lugar en el que probarlo?

Muchas, pero por decir una sencilla y fácil de encontrar, me quedaré con los simples rouping, los pasteles de carne que se pueden comprar en muchos puestos callejeros. Grasientos pero deliciosos.

Chino Chano

– Por último, ¿puedes contarnos algo que te ha pasado viajando y que nunca olvidarás?

Con lo olvidadizo que soy no puedo prometer que no lo olvide, pero bueno, ver amanecer en lo alto de un templo de Bagan, en Birmania, mientras escuchas en el MP3 una canción budista, o una que te guste mucho, deja en tu corazón grandes emociones.

Muchas gracias a Chinochano por su tiempo dedicado a la entrevista. Podéis conocer más sobre China en el blog Chinochano.

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Aniko en uno de sus viajes

– ¿Cuál es el lugar del mundo en el que has estado y más te ha impresionado? ¿Qué consejo darías a alguien que quisiera viajar allí?

Todos los lugares que visité me impresionaron por algo, pero el que más me marcó fue China, ya que viajé durante un mes de manera independiente sin casi poder hablar con la gente. Le diría a los viajeros que se animen a ir y que lo hagan sin tours organizados, pero les recomiendo que se lleven un traductor en el teléfono móvil o un libro con frases útiles en chino mandarín para poder comunicarse más fácilmente con la gente. Sino, los gestos y las sonrisas siempre ayudan!

– ¿Qué es lo que más rabia te da olvidarte de poner en tu maleta?

Me daría mucha rabia olvidarme mi cámara o mi computadora, pero como son mis herramientas de trabajo, nunca saldría sin ellas. Soy de empacar poco, así que generalmente si me olvido algo lo consigo en el lugar de destino sin problemas. Cada vez que viajo sin un libro termino comprándome uno apenas empieza mi viaje, me gusta tener buena literatura para leer en la ruta.

Aniko en uno de sus viajes

– ¿Qué les dirías a aquellos viajeros que, como no se atreven a viajar por su cuenta, acaban yendo a una Agencia de Viajes aunque no les gusten sus viajes organizados?

Les diría que se animen, que no tengan miedo de viajar de manera independiente, que dejen de lado las inseguridades y se aventuren a irse por su cuenta. Van a tener total libertad, podrán ir a donde quieran en el horario que quieran y cambiar sus planes una y otra vez, según lo que vaya surgiendo en el momento. Ellos decidirán qué es lo que quieren ver (en vez de tener a un guía que les mostrará solamente lo que él quiere que ellos vean…).

– ¿Qué tipo de comida has probado en tus viajes que más te ha gustado/sorprendido? ¿Nos recomiendas algún sitio para probarlo?

La comida que más me gustó fue la india. La probé en Malasia y, si bien es bastante picante, me gustó muchísimo. Recomiendo probarla, obviamente, en la India, o en cualquier país asiático donde haya minorías indias. Vayan a los restaurantes locales y no a los turísticos!

Anikp en uno de sus viajes

– Por último, explícanos algo que te ha ocurrido viajando y que no olvidarás jamás…

Una vez me tomé un tren nocturno en Indonesia, me quedé dormida unos minutos y cuando me desperté me habían robado la cámara, la computadora y algo de dinero. Diez horas después, la policía me devolvió todo. Fue increíble e inesperado, jamás pensé que recuperaría todo…

Muchísimas gracias a la bloguera y viajera Aniko por su tiempo y consejos como viajera experta. Desde Way Away te enviamos ¡un fuerte abrazo! Puedes seguir sus aventuras alrededor del mundo en su blog: Viajandoporahí

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Navegando por el Río Yangtze en un camarote de 3ª, China.

Presa de las Tres Gargantas, China

Heráclito dijo aquello de “nadie puede bañarse dos veces en el mismo río porque en la vida todo fluye sin parar. El río nunca volverá a ser igual, ni tú tampoco”. Estamos navegando por el Yangtze, el río más largo de la China, famoso por tener la presa más grande del mundo y por albergar las Tres Gargantas, tres desfiladeros que parecen las puertas de entrada a otro mundo.
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Chengdu, China, ciudad con de la mayor reserva del mundo de Osos Panda.

Osos Panda, Chengdu, China

Los lectores rápidos y sagaces se habrán dado cuenta que entre todos los osos del título hay dos que, a falta de que alguien demuestre lo contrario, son pura invención y cualquier parecido con la realidad mera casualidad. Y es que hoy la cosa va de casualidades que no lo son tanto. Pensad en un Oso Panda. Su aspecto de peluche, su tierna mirada, el color de su pelo. ¿No es demasiada casualidad que la naturaleza haya parido un bicho tan perfecto? Las dos orejas de color negro, igual que las manchas que rodean sus ojos y el resto de la cara blanco algodón. ¡Ni el puñetero Walt Disney lo habría dibujado mejor! Es perfecto, tanto que cuesta creer que sea de verdad.
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Hong Kong, puerto franco devuelto a China después de 99 años.

Hong Kong, China

Bienvenidos a Hong Kong, bienvenidos al futuro. Si en alguna parte del mundo os podéis sentir como en Blade Runner es aquí, en Hong Kong, un grupo de islas que los ingleses conquistaron al final de las Guerras del Opio y que hace bien poco devolvieron a los chinos. En realidad, el acuerdo original de leasing por 99 años entre ambos países tan sólo afectaba a la península de Kowloon, pero al final la main island , el corazón de Hong Kong, también se incluyó en el paquete a devolver.
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Xian, China, donde los Soldados de Terracota.

Guerreros de Terracota, Xian, China

Lo que es trabajar currarán como chinos pero como artistas destacan lo justo. No tienen pintores geniales, ni esculturas preciosas, sus pinturas parecen infantiles y sus bustos inexpresivos. Los 8000 soldados de terracota que encontraron en Xian, cada uno de ellos con un rostro diferente, no parecen darnos la razón pero, siendo sinceros, tampoco es que sean un alarde de creatividad. Según los arqueólogos fueron dispuestos alrededor de la tumba del emperador para demostrar su poder. Nosotros somos más románticos y preferimos imaginar que el monarca, orgulloso de su ejército tras haber ganado una batalla, les prometió a cada uno de ellos una estatua, honor en aquella época reservado sólo para reyes y dioses.
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Wuhan, final de nuestro viaje por la China

  1. Comen con palillos pero si la cosa va de sopas la sorben sin ningún problema.
  2. Los platos siempre son para compartir, nunca individuales. Es el comunismo llevado a la mesa.
  3. No paran de aspirar los mocos por la boca y los escupen al suelo. Eructar en presencia de otros tampoco es de mala educación.
  4. Con los dedos de una sola mano puede indicar del 0 al 9, con las dos llegan hasta 99. Un ejemplo, el saludo surfero hecho con las dos manos es el 66.
  5. No tienen alfabeto. Cada palabra es un grafismo diferente, una simplificación del dibujo original que representaba la idea o concepto, combinado con trazos que ayudan a saber cómo debe pronunciarse.
  6. Su sistema económico es un híbrido entre comunismo y capitalismo, tienen un solo partido político, pena de muerte activa y la democracia para hacer bonito.
  7. Creen en el destino y en la fortuna. Su principal libro religioso, el I-Ching, les sirve como horóscopo. Tiran unos dados y, en función del resultado, consultan una página u otra de su biblia que les sirve como inspiración para tomar una decisión u otra. Entienden la religión como algo filosófico y la filosofía como algo religioso.
  8. No existen las colas. Para subir a un autobús o entrar en el cine, se empujan unos a otros sin preocuparse por el vecino.
  9. No existen barreras sociales y les cuesta muy poco relacionarse entre ellos. Con la misma naturalidad que inician una conversación con desconocidos, empiezan a discutirse con ellos, algo que sucede con demasiada frecuencia.
  10. Aunque tienen fama de copiarlo todo, fueron los padres del mejor invento del mundo: la pasta. Pero no pierden el tiempo reclamando su copyright. Eso sí, ya se podían haber quedado la pólvora para ellos…

China tiene más de 1300 millones de habitantes. Si a esto le sumamos todos los que están repartidos por el mundo, no es difícil darse cuenta que acabarán siendo los dueños del planeta, así que más vale que nos habituemos a sus costumbres. Nosotros, de momento, ya hemos probado el I-Ching. En realidad, lo hicimos antes de tomar la decisión de dar la Vuelta al Mundo. Los dados nos enviaron a una página que nos aconsejó iniciar un gran viaje y aquí estamos. ¿Casualidad o sabiduría milenaria?

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Yichiang, la presa más grande del mundo

Mao fue un hombre, no dios. Este es el claim genial con que el Partido Comunista -o su Departamento de Marketing, que lo tienen y de los buenos- intenta limpiar la cara sucia del régimen. De esta forma asumen los pecados de su líder a la vez que lo disculpan. En otras palabras, nos venden la película de que era un tipo extraordinario, casi divino pero que, como todo hijo de vecino, a veces se equivocaba. No te fastidia. Que se lo digan a los tibetanos, a los mongoles, a los cientos de presos políticos y a los miles de condenados a muerte. Al otro lado del ring tenemos al Dalai Lama, conocido también como The Living-God, el dios vivo. Según sus propias palabras, la 13ª reencarnación de un monje que vivió en el siglo XV, un iluminado, un buda. El que ha visto el camino.

Nosotros, ahora mismo, les cambiábamos el título a los dos. Al primero por un “Mao: ni hombre, ni dios, un pedazo hijo de la gran p…”, aunque su madre, budista para más inri, no tuviera ninguna culpa de la bestia fría y desquiciada que le salió por hijo. Sus ideales de “compartirlo todo” y “el poder es del pueblo” eran muy loables, hasta que del “todos iguales” pasaron al “todos iguales a mí y por narices”. Tan iguales que al final tampoco pasaba nada si por el camino se perdían unos cuantos. Aunque hay que reconocer que el tío era un genio porque eso de hacer una revolución desde el poder es único en toda la Historia. Cuando él, su mujer y otros tres chupones vieron que el gobierno se les escapaba de las manos, crearon la Guardia Roja, una especie de policía del partido que arrasó el país con la famosa Revolución Cultural. Con la excusa de que iban a acabar con la corrupción del sistema, liquidaron cualquier intento de disidencia.

Al dios en la Tierra también le pondríamos un nuevo epígrafe: Dalai Lama, menos premios y más c…. Los chinos están literalmente despellejando a su pueblo y él se lo mira desde la barrera. Para más señas desde la India, país donde vive exiliado desde hace 50 años. Eso sí, con su templanza ha demostrado su carácter divino porque una persona de carne y hueso, a estas alturas de la película, se habría rebelado hasta quedarse sin fuerzas. Sólo un dios podría aguantar el tipo como lo ha hecho él. Su única respuesta a las agresiones chinas ha sido pedirle a su gente que pongan la otra mejilla y que no pierdan la fe en el futuro. Así llevan medio siglo esperando que la cosa cambie aunque, en el fondo, todo sigue igual desde aquel día en el que, con nocturnidad y alevosía, huyó de Lasa por la puerta de atrás mientras su pueblo se agolpaba alrededor de su residencia para defenderlo. Los chinos habían venido para llevárselo pero los suyos se negaron a entregarlo, formando un escudo humano con el que protegieron el palacio de Pottala. Dicen que era dantesco ver la cara de la gente al descubrir a la mañana siguiente que habían arriesgado sus vidas por un edificio vacío. La justificación del Dalai Lama fue que con su huida evitó un baño de sangre. La realidad es que, con él en el exilio, se calcula que los chinos han exterminado a millón y medio de tibetanos. Imposible ya saber qué hubiera pasado si aquella noche no hubiera abandonado a los suyos.

Con esto no queremos criticarlo, ni insinuar que debería haber combatido por su país, ni mucho menos. Somos menos que nadie para hacerlo. Pero no podemos dejar de pensar que hay muchas formas de luchar y que la que uno espera del único dios-vivo que tenemos en la Tierra, se parece más a lo que hizo Gandhi que no a recoger premios día sí día también. El último, la Medalla de Oro del Congreso americano. Imaginaros por un momento si aquel día señalado, delante del presidente Bush y en directo para un montón de canales de televisión, el Dalai Lama se hubiera negado a recoger el diploma, aduciendo que los países occidentales son unos hipócritas al darle con una mano premios al pueblo tibetano y con la otra hacer negocios con China. O incluso si hubiera ido más allá, anunciando que iba a empezar una huelga de hambre que no finalizaría hasta que la ONU estableciera una mesa de diálogo para solucionar la ocupación del Tíbet. Dejadnos ser cínicos. Tampoco tendría mucho que perder, ni siquiera la vida. A lo sumo, unos cuantos meses que es lo que tardaría en reencarnarse de nuevo.

La excusa del Dalai Lama es que necesita seguirle el juego a los países occidentales para tener un púlpito desde el que poder contar el sufrimiento de su pueblo. Después de un montón de años, sin embargo, lo único que ha conseguido es poner de moda a su propio personaje mientras que muchos, nosotros los primeros, no teníamos ni la más remota idea de lo que estaba pasando en el Tíbet hasta las revueltas de los monjes, revueltas que siempre han sido condenadas por el Dalai Lama.

Alguno de vosotros se estará preguntando porqué somos tan duros con él si fue Mao quién tomó la decisión de invadir el Tíbet y exterminar a la mitad de su población. Tenéis razón pero es que del diablo uno no se espera nada. Del Dalai Lama, en cambio, lo esperábamos todo, absolutamente todo menos las sorpresas que nos hemos encontrado en su propia autobiografía que por vergüenza torera nos las guardamos. Y lo hacemos porque nos da la gana, no porque un oráculo de 300 años nos lo chiva con voz trémula mientras está poseyendo el cuerpo de un monje. ¿Captáis la indirecta?

PS: aunque, si hemos de ser justos, después de leer su libro, nos queda la impresión de que es un pobre desgraciado que un buen día, con apenas cinco años, se despertó siendo dios. Esa será siempre su mayor prisión más que no el propio destierro. Es la diferencia entre hacerte grande por tus propios méritos o por derecho de nacimiento. A los primeros el mundo se les queda corto. A los segundos la corona, divina o real, les va grande. ¿Será porque tienen la cabeza pequeña?

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